El presidente de EE.UU., Barack Obama, acusó hoy a los republicanos de destruir la economía del país por su obsesión por acabar con la ley de sanidad, e instó a sus líderes en el Congreso a aprobar un presupuesto "sin condiciones partidistas".

Nada más acabar su discurso ante los trabajadores de una pequeña empresa de construcción en la localidad de Rockville (Maryland), al norte de Washington, la oposición republicana respondió manteniendo su exigencia de retrasar la ley de sanidad, y pidió trabajar conjuntamente para "salir de este lío".

Obama advirtió de que los republicanos "insisten en que el Obamacare está destruyendo la economía" estadounidense, pero él cree que son ellos los que están destruyéndola por "su obsesión por acabar con la ley sanitaria", lo que ha provocado la suspensión parcial de las actividades de la Administración no esenciales desde el pasado 1 de octubre.

El presidente afirmó de nuevo Obama que el fin de esa paralización solo depende de que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, someta a voto el proyecto de ley para aprobar un presupuesto temporal sin disposiciones adicionales.

"Ustedes eligieron a sus representantes para que les hagan la vida más sencilla, no más dura", argumentó el presidente ante los trabajadores de la construcción.

Tras semanas de intentar evitar el cierre administrativo, Obama acusó al presidente la cámara baja de no llevar la ley ante los legisladores "por miedo al ala más extremista" de su partido.

Liderados por el senador republicano por Texas Ted Cruz, próximo al Tea Party, los republicanos rechazan cualquier texto legislativo del presupuesto del nuevo año fiscal a menos que se incluya una enmienda que revoque o paralice la aplicación de la ley sanitaria.

El senador republicano por Kentucky Mitch McConnell acusó hoy a los demócratas de ser ellos quienes no quieren alcanzar un acuerdo con sus colegas conservadores, y argumentó que la concesión de retrasar un año algunas de las disposiciones de la reforma sanitaria es "razonable".

"Así que esto debe ser fácil. Es hora de que los demócratas comiencen a actuar razonablemente. Es el momento de que trabajen con nosotros de manera que podamos salir de este lío", insistió McConnell.

El presidente estadounidense, sin embargo, advirtió de que en ningún momento estará dispuesto a negociar para aprobar una ley "rutinaria" a cambio de concesiones políticas, lo que llegó a considerar un "chantaje" por parte de los republicanos.

"Desde que los republicanos son mayoría en la Cámara, hay una crisis así cada tres meses. Sé que estáis cansados de esto. Yo también", confesó el presidente ante los trabajadores.

Obama también recordó la necesidad de que el Congreso aumente el techo de la deuda de EE.UU. antes de que se llegue al próximo 17 de octubre porque de lo contrario Estados Unidos entraría en suspensión de pagos.

"Estados Unidos es el centro de la economía mundial y si lo echamos todo a perder, el mundo entero sufrirá consecuencias", dijo el presidente.

El Departamento del Tesoro divulgó hoy un informe en el que se advierte de que no elevar el límite de deuda podría tener efectos "catastróficos" para Estados Unidos.

Según el Tesoro, esa situación podría llevar a EE.UU. a una crisis económica "igual o peor" que la de 2008.

El tope de deuda federal de EE.UU., de 16,7 billones de dólares, se alcanzó el pasado mes de mayo y, desde entonces, el Tesoro ha recurrido a medidas contables excepcionales para hacer frente a las obligaciones de pago del país.

"Lo he dicho esto antes. Voy a repetirlo. No habrá negociaciones sobre esto. Los estadounidenses no son peones en un juego político. No van a conseguir ninguna recompensa a cambio de mantener al gobierno funcionando (...) No pueden exigir una recompensa por hacer su trabajo más básico", insistió Obama.

"No creo que un partido tenga el monopolio de la sabiduría, pero no creo que deban poner un arma en la cabeza (de la gente) por no estar de acuerdo con algo", sentenció el presidente.

La paralización parcial de la Administración federal continuó hoy después de que el día 1 de octubre comenzara el año fiscal 2014 sin que las cámaras lograsen un acuerdo presupuestario, lo que ha afectado a más de 800.000 empleados federales que se han quedado sin empleo ni sueldo de forma temporal.

Los republicanos se negaron a aprobar una resolución para evitarlo, como venía ocurriendo desde 2009, a menos que se eliminen las asignaciones para la ley de reforma sanitaria que Obama promulgó en 2010 y cuya constitucionalidad ha sido avalada por el Tribunal Supremo.

Además de la suspensión laboral de cientos de miles de trabajadores, la paralización afecta a parques nacionales, museos e incluso a empresas contratistas del Gobierno.

El último bloqueo administrativo ocurrió hace 17 años, durante la presidencia del también demócrata Bill Clinton, parálisis que en entonces se prolongó durante 21 días.