YA EN EL AÑO 2008 publiqué otro artículo a propósito de las elecciones presidenciales norteamericanas titulado "Obama, presidente", dadas las expectativas que se crearon entonces con la llegada del primer presidente negro a la Casa Blanca. Y ahora, con la reelección del candidato demócrata, Barack Obama, por otros cuatro años más como presidente de los Estados Unidos de América, la nación más poderosa del mundo, el nuevo imperio, no podía ser menos. Máxime cuando Canarias no es ajena a la política exterior de Washington ni a los planes del Pentágono para África Occidental; aparte de la contribución canaria a la fundación de San Antonio de Texas, el 14 de febrero de 1719, así como las relaciones de amistad y cooperación que actualmente existen entre el Archipiélago canario y EEUU, aunque, ciertamente, la balanza comercial canario-estadounidense es ínfima, como luego veremos.

Se imponía, por tanto, una aproximación a esa nueva Norteamérica de Barack Obama, cuya victoria no ha coincidido con los sondeos previos que vaticinaban un empate, con el 48% de apoyo popular, entre él y Romney. Tras una campaña larga y dura, con varios "cara a cara" entre los dos candidatos, el último día de campaña, el candidato demócrata, que cerró la suya en Des Moines (Iowa) junto a la primera dama, apeló a la unidad nacional y al progreso para pedir otros cuatro años en la Casa Blanca. Por su parte, el aspirante republicano que se comprometió a representar a "toda la nación" concluyó la campaña junto a su esposa en Manchester. Un Romney que, por cierto, solo confiaba en milagros dos horas antes de que el Estado de Ohio lo apuntillase definitivamente, pese a que ganó en uno de los once Estados indecisos.

En un clima de incertidumbre -las previsiones indicaban que quien triunfara lo haría por un estrecho margen- los Estados Unidos eligieron a su presidente en unos comicios en los que los votantes acudieron a las urnas profundamente divididos, en una de las citas electorales más reñidas que se recuerdan. Finalmente, Obama logró la reelección tras imponerse a Romney por 303 votos electorales (60.366.344, que representan el 50,3% del voto popular) a 206 (57.571.746, que suponen el 48,1% del voto popular), pendiente de la atribución de los veinte votos del Estado de Florida, que, por lo visto, no pasará como cuando la reelección de George W. Bush.

Es importante resaltar que el 71% de los latinos, que son el 15% de los norteamericanos, votaron a Obama: mujeres, jóvenes y minorías étnicas se constituyeron en los pilares de la victoria del líder demócrata. En cambio, Romney, su adversario, tuvo el apoyo de los varones blancos y de la tercera edad, más conservadora. Un dato anecdótico, ampliamente celebrado por los estadounidenses en general, fue el hecho de que el famoso rascacielos de Nueva York, el Empire State, estrenaba un sistema de iluminación para proclamar la victoria de uno u otro candidato, y con el triunfo de Obama se tiñó de luz azul, el color de los demócratas.

"Estoy más esperanzado que nunca", fueron las primeras palabras de Barack Obama, el 44º presidente USA, que tendrá que afrontar un gran desafío, como es negociar el déficit de la nación con el Congreso. En efecto, tras las elecciones, Obama se enfrenta al llamado "precipicio fiscal", un mecanismo automático que supondría recortes de gasto público y subidas de impuestos en 2013; y en este sentido tendrá que negociar con el Congreso, de mayoría republicana, que se opone frontalmente a la subida de impuestos a las rentas más altas. Con la particularidad de que el Congreso es el órgano que tiene la última palabra para atajar el déficit presupuestario; y si no se llegara a un acuerdo entrarían en vigor recortes automáticos del gasto público.

Téngase en cuenta que con el peculiar sistema electoral norteamericano, la Cámara Baja sigue siendo republicana, mientras que el Senado es demócrata. En unas elecciones que, por otra parte, han proporcionado un récord de mujeres en el Senado y la vuelta al Congreso del clan Kennedy, con Joseph Kennedy III, elegido por Massachusetts, que sustituirá al conocido demócrata Barney Frank, coautor de la ley de regulación financiera Doddley-Frank, que se retira de la política.

El mundo entero, pues, espera por Barack Obama. Los principales países y organismos confían en que el presidente norteamericano impulse la economía global y las relaciones. La comunidad internacional ha expresado su esperanza de que la reelección de Obama como presidente de EEUU impulse la recuperación económica mundial, además de estrechar la cooperación en temas tales como la crisis de Siria o el cambio climático. La ayuda de Barack Obama para fomentar la creación de empleo y crecimiento en su segundo y último mandato al frente de la mayor economía del planeta es una de las peticiones más repetidas por los numerosos gobiernos mundiales, que ya han felicitado al vencedor de la contienda electoral.

La ONU, China, Rusia, Reino Unido, Alemania, Francia, Israel y la misma España han sido los primeros en reaccionar al conocerse el prometedor triunfo de Obama. Así, como datos más significativos, el presidente de China, Hu Jintao, ha declarado: "En esos cuatro años gracias al esfuerzo mutuo han mejorado nuestras relaciones". Por su parte, Vladimir Putin, presidente de Rusia, ha dicho: "Esperamos que nuestra cooperación bilateral siga perfeccionándose". La canciller alemana, Angela Merkel, ha señalado: "Apreciamos el trabajo conjunto en la superación de la crisis financiera mundial". Para el presidente francés, François Hollande, "el triunfo de Obama ilustra una apuesta clara en favor de unos Estados Unidos abiertos, solidarios y plenamente comprometidos en la escena internacional". Israel se unió asimismo a la felicitación a Obama, aunque su primer ministro, Benjamín Netanyahu, de la extrema derecha israelí, hubiera preferido una victoria de Mitt Romney, con quien le une una gran amistad, reconociendo, no obstante, que "la alianza estratégica entre EEUU e Israel es más fuerte que nunca". O el primer ministro británico, David Cameron, quien también se ha pronunciado al respecto: "Quisiera un acuerdo comercial entre Estados Unidos y la Unión Europea". Los retos de Barack Obama en el mundo son, sin duda, de gran calado: la cada vez más alarmante crisis siria, el proceso de paz en Oriente Medio o el cambio climático son algunos de los más apremiantes, tal como le ha recordado al felicitarle el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, que confía en seguir contando "con la cooperación duradera" de Washington.

Respecto a Canarias, aquí tenemos un gran demócrata que ha contribuido en las campañas de Bill Clinton, y que ahora ha sido el codirector internacional de la campaña electoral de Barack Obama. Se trata del teldense y buen amigo Juan Verde, afincado en USA, que ha sido durante tres años secretario de Estado para Europa dentro de la Administración demócrata de Barack Obama; y quien ha reconocido que "uno de los fallos garrafales de la campaña de Romney fue obviar que en EEUU la población es cada vez más multicultural". Verde también ha declarado a un periódico de Las Palmas: "África es una prioridad para Obama, y eso afecta a Canarias de forma directa". Al tiempo que se ha lamentado (preocupación que comparto totalmente) de que "las Islas Canarias no han sabido vender sus ventajas y buen posicionamiento a Washington para obtener beneficios".

Ello justificaría que la presencia norteamericana en Canarias sea casi testimonial. Véase: la cigarrera Philip Morris y las petroleras como Chevron-Texaco son las empresas americanas más significativas, según un análisis de la Cámara de Comercio Americana en Canarias, presidida por el gran empresario Pedro Agustín del Castillo (presidente, entre otras importantes empresas, de la compañía aérea de bandera Binter). La tabaquera aprovecha el sistema de bonificaciones del REF para la elaboración de cigarrillos y mantener operativa su fábrica en las Islas. Por su parte, las petroleras siguen muy de cerca el tráfico de crudo y suministro en aguas canarias próximas al continente africano. En total, son siete las empresas implantadas en el Archipiélago. Estados Unidos cuenta con un consulado en Las Palmas y la comunidad norteamericana roza las quinientas personas.

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