El vicepresidente de EEUU, Joe Biden, llegó hoy a Pekín para una visita oficial a China de seis días, informó la agencia oficial Xinhua, un viaje en el que, según los medios estatales chinos, Washington intentará recuperar de Pekín, su mayor acreedor, la confianza en su economía y su solvencia.

China, destacaron analistas en Xinhua, pedirá a Biden garantías de que la economía estadounidense está en buenas manos, tras la intranquilidad que en la segunda economía mundial ha generado la reciente degradación de la deuda norteamericana por Standard & Poor''s, o el aumento del techo de esa deuda.

El país asiático es el mayor tenedor de deuda estadounidense, acumulando 1,15 billones de dólares de bonos norteamericanos (la tercera parte de su reserva de divisas, que es la mayor del mundo), por lo que cualquier problema financiero de Washington repercutiría muy negativamente en Pekín.

También es probable que China transmita, como suele ocurrir durante las visitas de líderes norteamericanos, su oposición a que EEUU venda armas a Taiwán, ahora que legisladores estadounidenses presionan en Washington para la venta de una remesa de aviones caza F-16 a la isla separada del régimen comunista desde 1949.

La casualidad ha querido que Biden llegase en la misma fecha, 17 de agosto, en que ambos países rubricaron hace 29 años un acuerdo según el cual Washington se comprometía a "no llevar a cabo una política de venta de armas a Taiwán a largo plazo" y a reducir gradualmente ese comercio, un tratado que Pekín a buen seguro recordará al vicepresidente.

Biden se reunirá también con el actual presidente chino, Hu Jintao, y con el primer ministro chino, Wen Jiabao, aunque el primer encuentro, mañana, jueves, será con el vicepresidente chino Xi Jinping, quien si todo se cumple según lo previsto el año que viene asumirá la secretaría general del Partido Comunista y en 2013 la presidencia del gigante asiático.

Además, Biden visitará junto a Xi la provincia interior china de Sichuan, donde se producirá uno de los actos más peculiares de la agenda, ya que ambos se han citado a cenar "huoguo", un tradicional y muy picante plato de la gastronomía sichuanesa, en un restaurante local, saliéndose de las estrictas reglas protocolarias chinas.

Xi, como suele ocurrir con los vicepresidentes de China (también cuando Hu Jintao ocupaba ese cargo), es una figura algo oscura actualmente, tanto fuera como dentro de China, y se desconoce qué tipo de políticas tomará cuando llegue al liderazgo chino.

En el país asiático se suele bromear señalando que su esposa, una célebre cantante folclórica nacional, es más famosa que él, y se recuerda que su hijo estudia en la universidad estadounidense de Harvard.

En las reuniones de Biden con los líderes chinos también se espera que se debatan asuntos internacionales de interés común, como las tensiones en la península Coreana o el creciente conflicto de China con sus vecinos en el Mar de China Meridional, según expertos a ambos lados del Pacífico.

Además, organizaciones pro derechos humanos como Human Rights Watch han pedido al vicepresidente que exprese públicamente en China la preocupación de Washington por los ataques del régimen comunista a las libertades fundamentales, y salga en defensa de activistas como el encarcelado Nobel de la Paz Liu Xiaobo o el desaparecido abogado Gao Zhisheng.

La prensa china destacó estos días que Biden ya viajó al país en 1979, cuando Washington y Pekín restablecían relaciones tras décadas de recelo mutuo, y Biden entonces era un joven senador, miembro del Comité de Relaciones Extranjeras de la cámara alta norteamericana.

También lo hizo en 2001, por lo que ésta es su tercera visita a China, aunque la primera en calidad de segundo de a bordo en la Administración norteamericana.