El artista y disidente chino Ai Weiwei fue liberado ayer bajo fianza debido a su "buena actitud y tras confesar sus delitos", tras ser detenido el 3 de abril sin mediar una orden oficial, informaron ayer la Policía local y los familiares.

"Ha regresado a su casa", señaló en conversación telefónica una emocionada Gao Ge, la hermanastra mayor del artista, tras contactar por primera vez con él en casi tres meses, y desde las 23:30 del martes, hora local, se halla en su estudio-vivienda del distrito artístico pequinés de Caochangdi 258.

"Me acaba de enviar un mensaje de texto a las once de la noche, me ha contestado: ¡He salido!", confirmó en su cuenta de la red social Twitter Liu Xiaoyuan, abogado y amigo del artista, una hora después del anuncio de su liberación. El teléfono móvil del artista se reactivó una hora después del anuncio.

El escueto mensaje policial difundido por la agencia Xinhua aseguró que otro de los motivos para liberar al diseñador del estadio olímpico fue "la enfermedad crónica que sufre", sin mencionar la diabetes y la alta tensión que padece el artista de 53 años.

La nota policial añade que Ai "devolverá todos los impuestos" que supuestamente ha evadido.

La detención del diseñador desató las condenas de gobiernos como el de EEUU, la UE, Francia, Alemania, Taiwán, Australia o Japón, de organizaciones de derechos humanos y del sector artístico y museístico mundial, ya que se produjo en medio de una de las campañas más represivas del régimen chino en décadas.

Aunque Pekín aseguró que Ai era investigado por un supuesto delito económico, tanto la familia como los Estados e instituciones que han pedido su liberación consideran que la detención del artista se debió a su abierta oposición al régimen chino y a su defensa de los derechos humanos.

En los últimos meses, hasta 200 disidentes, intelectuales, abogados y artistas fueron acosados, hostigados, interrogados o detenidos, entre ellos Liu Xia, esposa del Premio Nobel de la Paz 2010; Liu Xiaobo, incomunicada desde octubre; o la del premio Sajarov Hu Jia, Zeng Jinyan.

A pesar de este contexto, el comunicado policial aseveró que Ai "ha confesado sus delitos" y "ha reiterado que está dispuesto a pagar los impuestos que evadió", y de los que no se tiene una cifra oficial hasta ahora. Según el comunicado, la empresa propiedad de Ai supuestamente investigada, llamada The Beijing Fake Cultural Development, "habría evadido una gran cantidad de impuestos y destruyó de forma intencionada los documentos contables".