El Gobierno estadounidense advirtió hoy al gobernante actual de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo, que se niega a ceder el poder al presidente electo, Alassane Ouattara, que la oportunidad para dejar el poder pacíficamente se está agotando.

"Todavía hay una oportunidad para Gbagbo deje el poder pacíficamente y anime a sus partidarios a hacer lo mismo, pero esta oportunidad se esta pasando", dijo el secretario de Estado adjunto para Asuntos Africanos de EEUU, Johnnie Carson.

Carson participó en una sesión informativa sobe la situación en Costa de Marfil después de que el presidente electo de Costa diera un ultimátum al gobernante saliente para que tanto él como sus seguidores "se entreguen en las próximas horas", con el fin de evitar "un baño de sangre" en Abiyán.

El Gobierno estadounidense considera que los ciudadanos de Costa de Marfil expresaron su voluntad en las elecciones del 28 de noviembre, que, según la Comisión Electoral Independiente (CEI), ganó Ouattara, quien es reconocido por la comunidad internacional como vencedor de esos comicios.

Carson recordó que el Consejo de Seguridad de la ONU ha manifestado su apoyo a Ouattara y ha pedido a la misión de paz que tiene desplegada en el país que intensifique la protección de los civiles, en la línea con la resolución 1975 presentada por Francia y Nigeria.

En una línea similar, el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, indicó que "esperamos que Gbagbo actúe teniendo en cuenta los intereses de Costa de Marfil y evite una guerra dimitiendo y respetando los resultados electorales".

La Misión de la ONU en Costa de Marfil cuenta con un total de 9.024 uniformados, de los que 7.578 son "cascos azules", 176 son observadores militares y 1.270 policías, a los que se suman 389 desplazados civiles internacionales, 737 empleados locales y 255 voluntarios, procedentes todos ellos de una cincuentena de países.

Gbabgo fue elegido presidente en 2000 para cinco años y se ha mantenido otros cinco en el poder debido a retrasos en la convocatoria de los comicios por la guerra civil, de 2002 a 2007, que dividió al país entre el sur, leal al Gobierno de Abiyán, y el norte, controlado por las Fuerzas Armadas de las Fuerzas Nuevas (FAFN) de Guillaume Soro, actual primer ministro del presidente electo, Alassane Ouattara.

Los partidarios de Ouattara acusan a su rival de emplear la fuerza y recurrir a "escuadrones de la muerte" para mantenerse en el cargo pese a la condena de la comunidad internacional.

El presidente estadounidense, Barack Obama, reconoció a Ouattara como ganador de las elecciones y recordó que la CEI, observadores "creíbles y acreditados", y la ONU han confirmado los resultados y certificado su credibilidad.