Las ganas no bastaron para que los rebeldes alcanzaran ayer Sirte, ciudad natal de Gadafi, clave para alcanzar Trípoli, ya que se toparon por el camino con una fuerte resistencia en el Valle Rojo y Nafauliya. Tras el rápido avance del domingo, cuando tomaron en un solo día cuatro ciudades -Ajdabiya, Ras Lanuf, El Aguila y Ben Yauad-, los rebeldes vieron detenida su progresión, pese a que daban por tomada Sirte la madrugada de ayer, tras los intensos bombardeos de las fuerzas de la coalición.

En Ben Yauad, el punto más al oeste bajo control rebelde, un miliciano advertía ayer a los vehículos civiles que pasaban en dirección a Nafauliya, a unos 15 kilómetros, que no continuaran porque había combates.

El tráfico de "pick ups" de rebeldes pertrechados con lanzacohetes, fusiles "kalashnikov" y piezas de artillería era incesante y levantaba una intensa polvareda en el camino situado en mitad de la nada, donde al final se vislumbraban las primeras casas de Ben Yauad.

"La información es bastante confusa - indicó un miliciano que no deseó identificarse-. Por la mañana nos dijeron que Sirte estaba liberada. Parece que en Nafauliya y en el Valle Rojo hay combates porque algunos leales a Gadafi no quieren rendirse".

A lo lejos se escuchaba ruido de disparos y se observaba una columna de humo por el impacto de la artillería de Gadafi, "son misiles Grad", decían los rebeldes.

Algunas furgonetas que venían de vuelta de Nafauliya transportaban rebeldes heridos en la batalla, uno de ellos con una herida de bala en una mano.

Pero también había familias que huían de Ben Yauad ante el temor de que las fuerzas de Gadafi vuelvan a este pueblo, como un matrimonio que viajaba con sus cinco hijos pequeños y que se marchaban tras regresar el domingo de Ras Lanuf, como contó el padre visiblemente atemorizado.

Secuestrados en Sirte

En mitad del camino se encontraba Mahmud Ez, de 36 años y natural de Ajdabiya, que aseguró que su objetivo era llegar a Sirte porque su padre, su esposa, su hija y tres miembros de su familia fueron secuestrados por los leales a Gadafi.

"Se los han llevado a Sirte. Voy a ir a buscarlos", contó Ez.

Un poco más adelante de donde estaban los rebeldes, se encuentra Ben Yauad, un municipio de 20.000 habitantes con casas bajas y calles sin asfaltar, que ayer parecía un pueblo fantasma.

En la puerta de su casa se en-contraba descalzo Abdelsalem Saleh Gabaili, técnico de una compañía petrolera, que explicó que "todo el mundo que tenía coche se marchó al desierto porque eran beduinos y tenían miedo de que las fuerzas de Gadafi volvieran".

Gabaili, vestido con una galabiya (túnica), dijo que la mayor parte de los vecinos de Ben Yauad pertenecen al clan de los Gabaili, que apoyan a los "shabab", jóvenes rebeldes.

"Nosotros no nos fuimos porque no tenemos coche", indicó Gabaili, que lamentó que cinco miembros de su familia fallecieran por disparos y el impacto de cohetes en Ben Yauad, escenario de violentos combates entre los pasados 5 y 6 de marzo.

Además, se quejó de que una parte de los vecinos apoyaron a Gadafi "eran gente de Níger y Mauritania que llevaban viviendo diez años aquí trabajando en las compañías petroleras" y que ahora se han marchado.

Él y los quince miembros de su familia apenas salieron de casa los días que los gadafistas estuvieron en Ben Yauad porque "estaban en todas partes".

Mientras Mahmud narraba sus penurias apareció por la calle con cara de desorientado un joven egipcio que aseguraba que era la primera vez que salía de su casa en 25 días.

"He salido porque he visto a gente haciendo el signo de la victoria desde la ventana y he pensado que serían rebeldes", apuntó Mohamed Ahmad Mohamed Muyahid, de 23 años.

Muyahid, empleado en una constructora, señaló que en el pueblo hay cuatro familias egipcias que vivieron el mismo calvario que él durante estos días.