Ayer volvían a saltar todas las alertas por el estado de la central nuclear de Fukushima 1, afectada por el seísmo y el tsunami del 11 de marzo. En el reactor 2 se llegaron a registrar niveles de radiación muy superiores a los normales, lo que obligó a la compañía Tepco, que opera la planta, a evacuar a los técnicos que trabajaban para intentar repararlo.

Durante el día se llegaron a facilitar datos contradictorios sobre los niveles de radiación, hasta el punto de que se hablaba de 10 millones superiores a lo normal, aunque Tepco precisó con posterioridad que se trataba de un error en las mediciones.

No obstante, la temperatura y la radiación en diversos sectores de la central nuclear habían decrecido a lo largo de la jornada, según el último informe publicado por el OIEA, que, sin embargo, sigue calificando de "muy grave" la situación en la planta.

"Las mediciones de radiación en las vasijas de contención y las cámaras de supresión de las unidades 1, 2 y 3 continuaron bajando. Humo blanco siguió saliendo de las unidades 1 a la 4", explicó en un comunicado el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre la evolución de la situación ayer.

En la vasija de presión del reactor 1 se ha detectado un ligero aumento de presión, mientras que en las unidades 2 y 3 sigue estable, lo que según el OIEA "posiblemente indica que no hay brechas importantes en las vasijas de presión".

El OIEA ha mostrado su preocupación por que una fisura en la vasija que contiene el reactor número 3, cargado con plutonio, sea el origen de los altos niveles de radiactividad que el pasado jueves obligaron a hospitalizar a dos operarios.

Respecto a la temperatura, las mediciones en el fondo de la vasija de presión de los reactores 1 y 2 muestran un ligero enfriamiento, aunque los valores siguen siendo altos, de 142 y 97 grados centígrados, respectivamente.

Se ha logrado ya dotar de energía a las salas de control de los tres primeros reactores, en los que se sigue vertiendo agua dulce para enfriarlos. Al mismo tiempo, se sigue achicando el agua radiactiva acumulada en el edificio de la turbina del reactor 1, para reducir el riesgo de contaminación de los operarios y facilitar los trabajos de restauración del suministro eléctrico que permita activar los vitales sistemas de refrigeración. También se continúa vertiendo agua en las piscinas que albergan el reactor usado de los reactores 1 al 4.

Respecto a las mediciones de radiactividad fuera de la central, el OIEA indica que entre el 18 y el 25 de marzo no se han detectado nuevas acumulaciones de radionucleidos en 28 de las 45 prefecturas sobre las que se tienen datos.

En siete regiones se han registrado nuevas acumulaciones de menos de 500 becquerel por metro cuadrado, en lo que se refiere a yodo 131, y de menos de 100 becquerel por metro cuadrado de cesio 137. Los valores más altos se registraron el sábado en Yamagata, con 7.500 becquerel por metro cuadrado de yodo 131 y 1.200 de cesio 137.

Número de víctimas

Mientras, el número de fallecidos por el terremoto y el maremoto posterior del día 11 en Japón aumentó ayer, domingo, hasta los 10.668, aunque otras 16.574 personas se encuentran aún desaparecidas, según el último cómputo de la policía japonesa. Además, unas 240.000 personas siguen refugiadas en 1.900 centros de evacuación a raíz del desastre, que supone la peor crisis de Japón tras la II Guerra Mundial.

Hay al menos 18.000 casas destruidas y más de 130.000 edificios dañados, sobre todo en las zonas costeras del noreste japonés, donde las temperaturas por debajo de cero grados, como en Iwate, complican la situación de los damnificados.

Según las cifras oficiales, en Miyagi hubo 6.477 muertos, en Iwate 3.185 y en Fukushima 948, mientras los desaparecidos se cuentan por varios miles en esas tres provincias, las más devastadas.

El gran número de víctimas en Miyagi e Iwate ha obligado a las autoridades a enterrar a muchas víctimas en fosas comunes temporales, ante la imposibilidad de continuar con las cremaciones.