El gobierno regional de Río de Janeiro anunció ayer que demolerá decenas de viviendas construidas en áreas de riesgo tras la tragedia provocada por las lluvias en la región serrana de este estado brasileño y que ha causado al menos 642 muertos durante la última semana

El vicegobernador de Río, Luis Fernando Pezao, afirmó que se ha podido identificar al menos 100 viviendas construidas en áreas que ofrecen riesgo.

Casi todas las víctimas de la que es considerada como una de las mayores tragedias naturales en la historia de Brasil residían en viviendas construidas en las faldas de las montañas que fueron sepultadas por toneladas de tierra, piedras y lodo que se deslizaron de los cerros como consecuencia de las lluvias.

La Defensa Civil de Nueva Friburgo, una de las ciudades más afectadas por la tragedia, anunció que apenas en esa ciudad será necesario demoler 160 viviendas.

Según Defensa Civil, además de las 6.050 personas que perdieron sus viviendas, otras 7.780 tuvieron que abandonarlas temporalmente y refugiarse en gimnasios y escuelas públicas.

Las propias autoridades regionales y nacionales han admitido que la dimensión de la tragedia de los últimos días obedeció a que muchas de las viviendas en la región serrana fueron construidas irregularmente en locales de riesgo en las faldas de las montañas.