El nuevo presidente interino de Túnez, Fued Mebaza, prometió ayer crear un gobierno de "unidad nacional" para abordar un proceso de transición en el que nadie será excluido, mientras el país permanece bajo tensión y con dudas sobre la capacidad de las autoridades para controlar la situación.

Los disturbios y saqueos volvieron a reproducirse ayer en la capital y varias regiones, aunque diversas fuentes atribuyeron la mayoría de los incidentes a milicias y partidarios del régimen del huido presidente, Zine el Abidine Ben Alí, en un intento de desestabilizar el proceso de transición.

El Consejo Constitucional anunció ayer la designación del presidente del Parlamento, Fued Mebaza, como nuevo presidente interino del país, descartando así toda posibilidad de un regreso al poder de Ben Alí.

El Consejo -la máxima autoridad legal en cuestiones constitucionales- proclamó un "vacío de poder" y nombró a Mebaza presidente interino en sustitución del primer ministro, Mohamed Ghanuchi, que el viernes había asumido la jefatura del Estado.

Así, el organismo aplicó el artículo 57 de la Constitución, que señala que en el caso de "situación vacante de la presidencia de la República por muerte, dimisión o impedimento absoluto" el Consejo debe declarar ese vacío y nombrar al presidente del Parlamento como presidente interino.

El período que fija la Constitución para esa presidencia interina es de 45 días como mínimo y 60 días como máximo tras el cual deben convocarse elecciones presidenciales a las que no podrá presentarse el mandatario interino.

Pluralismo

"El interés superior del país es la formación de un Gobierno de unidad nacional", dijo Mebaza durante su juramento como presidente y encargó a Ghanuchi, a quien confirmó como primer ministro, la formación de ese nuevo Ejecutivo.

Asimismo, prometió defender el pluralismo y la democracia y juró fidelidad a los principios de la Constitución.

Aunque el estado de excepción continuó vigente, el espacio aéreo tunecino y todos los aeropuertos del país, que se habían cerrado el viernes, se abrieron ayer de nuevo al tráfico aéreo. Sin embargo, los transportes públicos como trenes o autobuses no funcionaron y la estación ferroviaria de Túnez fue parcialmente incendiada por grupos desconocidos.

El Ejército tomó las calles del centro de la capital y varios tanques se apostaron al comienzo de la avenida Habib Burguiba, aunque en algunos barrios, especialmente en el extrarradio de Túnez la presencia militar fue menor y las fuerzas del orden se vieron desbordadas por los incidentes.

Varios hipermercados, comercios y concesionarios automovilísticos fueron incendiados en la capital y su periferia, donde se escucharon disparos aislados.

En La Goulette, cerca de Túnez, decenas de vecinos salieron a las calles armados con barras de hierro para ayudar a contener los disturbios que, según denunciaron, están provocando miembros de los servicios de inteligencia del régimen de Ben Alí, indicaron habitantes de la zona.

Pero los sucesos más graves ocurrieron en Monastir, en el centro este del país, donde decenas de personas murieron -al menos 42, según algunas fuentes- en el incendio de una prisión.