La frondosa vegetación que envuelve la región serrana del estado de Río de Janeiro poco hace presagiar que las bucólicas carreteras recortadas por la niebla conducen a un escenario de devastación en la ciudad de Teresópolis, donde el poder destructivo de las lluvias se ha cobrado 161 vidas.

El alcalde de la ciudad, Jorge Mário Sedlacek, ha decretado el estado de emergencia y de calamidad pública en el municipio, situado a 85 kilómetros de Río de Janeiro.

Los familiares de las víctimas acuden al puesto del Instituto Médico Legal (IML), instalado de forma improvisada en un cuartel policial del municipio, para reconocer los cadáveres que poco a poco son recuperados por los equipos de rescate bajo el lodo y los escombros.

El polideportivo Pedro Jahara es ahora la sede de un hospital de campaña y el centro de acogida de los damnificados que han perdido todas sus posesiones a causa de las intensas precipitaciones que la noche del martes arrasaron lo que encontraban a su paso.

Los primeros cálculos del Gobierno municipal cuantifican en más de 200 millones de reales (unos 119 millones de dólares) el monto necesario para reconstruir las áreas destruidas de la ciudad.

El Gobierno central liberó ayer con carácter de emergencia 780 millones de reales (unos 461 millones de dólares) del presupuesto nacional para atender a los afectados.

Hasta el momento las autoridades han hallado los cadáveres de 161 personas en Teresópolis, según el secretario municipal de Medio Ambiente y Defensa Civil municipal, Flávio Luiz de Castro.

Las muertes se suman a los 168 fallecidos en el municipio próximo de Nova Friburgo, a los 39 de Petrópolis y a los 13 de Sumidouro, todas ellas localidades enclavadas en la serranía fluminense.

El caprichoso relieve de las áreas afectadas está complicando las tareas de rescate.

En el cementerio municipal todo está preparado para dar sepultura a las personas que perdieron la vida en las trombas de agua.

En los barrios más afectados, Caleme, Parque Imbuí, Posse y Barra do Imbuí, los supervivientes apenas conservan la ropa que los cubre.

En esas áreas, el nivel del agua superó el metro y medio y son recurrentes las imágenes de vehículos cubiertos por el lodo.

Mientras, en la escuela municipal Cascata de Imbuí, prácticamente arrasada por las lluvias, los profesores se lamentan por la pérdida de la unidad de informática de 19 ordenadores, una conquista educativa para los más jóvenes que las lluvias tampoco han perdonado.

Los equipos de la Defensa Civil continúan llegando a la ciudad para ayudar en el rescate de las víctimas y prestar asistencia a los damnificados.

Dos camiones de la Cruz Roja Internacional cargados con alimentos, agua potable y medicinas han llegado a la ciudad esta mañana para atender a los heridos.

Las previsiones meteorológicas pronostican precipitaciones hasta el próximo domingo, pero los vecinos de Teresópolis cruzan los dedos y miran al cielo con la esperanza de que el temporal que les he dejado sin nada remita.

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(foto)(vídeo)

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01/13/16-15/11