El rey de los belgas, Alberto II, encomendó al mediador, el senador socialista flamenco Johan Vande Lanotte, que prosiga en el empeño de sacar a Bélgica de su crisis política "lo antes posible", con el fin de no dañar más la economía del país.

Así, el rey de los belgas rechazó la petición de dimisión que le presentó Vande Lanotte el pasado jueves ante su fracaso al no lograr el consenso de los siete principales partidos para una reforma del Estado, primer paso para la formación de un gobierno de coalición, misión imposible desde hace 211 días.

Para desenmarañar la situación, el rey nombró dos escuderos, a saber: los protagonistas de la fricción política que representan los dos polos opuestos que intentan coexistir bajo la marca "Bélgica": el líder de los socialistas francófonos y el de los flamencos soberanistas.