La investigación de la masacre de Tucson apuntaba ayer a que el acusado, Jared Loughner, planeó atacar a la congresista Gabrielle Giffords, pero su errático comportamiento impide a las autoridades sacar conclusiones sobre los motivos, por ahora.

Ayer comenzaron a conocerse testimonios de compañeros de universidad de Loughner e informes policiales sobre su problemas con las drogas, un día después de que el detenido, de 22 años, compareciera aparentemente tranquilo ante un tribunal de Phoenix con el pelo y las cejas rapadas.

Según la investigación, la pistola semi-automática Glock que supuestamente utilizó en el atentado la adquirió en noviembre de 2010 y la munición la compró en unos grandes almacenes de Tucson la misma mañana del crimen.

Don Coorough, quien asistió a clases de poesía con el acusado en la Universidad de Pima County, dijo que Loughner tenía un extraño comportamiento por sus "reacciones impropias ante las emociones de los demás". "Se reía ante cosas supuestamente tristes. No parecía estar al tanto de lo que ocurría a su alrededor", explicó.

En un registro policial en casa de Loughner se encontró un sobre con las palabras "lo planeé con antelación" y "mi asesinato" escritos en él, junto al nombre "Giffords".