El presidente de Túnez, Zine El Abidine Ben Alí, prometió ayer la creación de 300.000 puestos de trabajo hasta 2012 para intentar desactivar las protestas populares contra el paro y la exclusión social registradas en las últimas semanas y que han causado ya 14 muertos, según datos oficiales.

En un discurso transmitido por la televisión estatal tunecina, Ben Alí denunció lo que calificó de "actos terroristas imperdonables llevados a cabo por bandas de jóvenes gamberros enmascarados" en referencia a los disturbios en el centro y el suroeste del país, que se han recrudecido el pasado fin de semana. El presidente anunció que "se multiplicarán las capacidades de creación de empleo y de generación de ingresos en todos los sectores" durante este año y el próximo y recalcó que "la ley será aplicada a quienes atenten contra los intereses del país".

Los disturbios continuaron ayer en varias localidades tunecinas, principalmente Kaserine, Thala, Regueb y Gafsa en el centro y el suroeste del país. El último balance oficial del Ministerio del Interior distribuido la noche del domingo en un comunicado cifraba en 14 los muertos en los disturbios y en una veintena los heridos, mientras que fuentes de los partidos de la oposición y los sindicatos elevan al menos hasta 35 el número de víctimas mortales.

En varios centros educativos del país se celebraron ayer protestas, mientras que en la ciudad minera de Gafsa se produjeron violentos enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas policiales, según informaron fuentes de las organizaciones estudiantiles y sindicales.

En la capital tunecina también se produjeron algunos conatos de protesta en dos universidades y en el instituto de Cartago, que fueron impedidas por la presencia de numerosos efectivos policiales.

Ben Alí anunció "la exoneración de impuestos a todas las empresas nacionales e internacionales que decidan instalarse en las regiones del interior" y afirmó que durante 10 años el Estado sufragará sus cuotas de la seguridad social. El presidente dijo que una comisión integrada por representantes de todas las tendencias políticas, universitarios, responsables regionales y de la sociedad civil se reunirá en febrero para estudiar nuevas medidas.

Los disturbios en Túnez estallaron el 17 de diciembre cuando Mohamed Bouazizi, un joven de 26 años, se quemó a lo bonzo en la localidad de Sidi Bouzid para denunciar abusos administrativos después de que la policía le confiscara las frutas y legumbres que vendía en la calle, con el argumento de que carecía del permiso para esa actividad. El joven, un desempleado con estudios superiores, falleció el 4 de enero en un hospital de la capital tunecina.