La crecida del Rin y de su afluente el Mosela alcanzó hoy su máximo nivel a su paso por Coblenza, después de haber inundado ya vastas zonas de su ribera, y, aunque el caudal empezó a remitir, persiste la alerta por los pronósticos de precipitaciones en todo el oeste de Alemania.

En Coblenza, donde el Mosela desemboca en el Rin, el nivel del agua rozó a media tarde de hoy los ocho metros -lo normal son 2,4-, pero las autoridades locales y los servicios de protección estima que no se llegará a los nueve metros registrados en 1993 y 1995.

El cuerpo de bomberos, protección civil y vecinos luchan desde el pasado fin de semana contra los efectos de la crecida, que el sábado empezó a inundar sótanos del centro de la localidad y amplias zonas de la periferia.

Para los próximos días se prevén copiosas precipitaciones, lo que agravará la situación, aunque se considera que la ciudad no sufrirá estragos comparables a los de las históricas crecidas de 1993 y 1995.

También en situación de alerta se encuentran Bonn y Colonia, así como la mayoría de los núcleos urbanos a orillas del Rin.

El pasado fin de semana, dos hombres, de 50 y 57 años, murieron al quedar atrapados por sendas trombas de agua en el estado federado de Renania del Norte-Westfalia (oeste del país).

Mientras, en el este se activó la alerta ante la crecida del Oder, río fronterizo con Polonia por el que fluyen gruesos bloques de hielo y que ya se ha salido de su cauce en algunas zonas.

Tras semanas de copiosas nevadas, que dejaron Alemania bajo una gruesa capa de nieve, el ascenso de las temperaturas de los últimos días derivó en un rápido deshielo y las consiguientes crecidas.

Al menos esta semana se prevé que persistan las temperaturas sobre los cero grados en buena parte del país, por lo que se pronostica que a los daños provocados por las grandes masas de nieve del pasado diciembre sigan los derivados de las trompas de lluvia, este enero.