El depuesto presidente de Kirguizistán, Kurmanbek Bakíev, presentó hoy su dimisión y se comprometió a no regresar a su país, según aseguró Edil Baisálov, portavoz del Gobierno provisional kirguís, al diario digital Gazeta.ru.

Bakíev, derrocado el pasado 7 de abril tras unas violentas protestas antigubernamentales, abandonó hoy Kirguizistán con destino a Kazajistán, país que preside la OSCE, organización que medió en la solución del conflicto.

El Gobierno provisional kirguís, surgido de una revuelta popular, ha convocado una reunión extraordinaria para decidir las medidas a tomar para consolidar su poder en el país, vecino de China, y lograr el reconocimiento de la comunidad internacional.

La nueva líder kirguís, Rosa Otunbáyeva, adelantó en un comunicado que el Gobierno provisional investigará todos los crímenes cometidos por Bakíev "tal y como se acordó con los mediadores que participaron en la deportación del ex presidente".

"Después de esto, interpondremos una demanda para que (Bakíev) sea entregado a la Justicia kirguís o a un tribunal internacional", reza la nota, citada por la agencia rusa Interfax.

La jefa del Gobierno provisional ha mantenido ya consultas con el primer ministro ruso, Vladímir Putin, que respaldó desde un principio a las nuevas autoridades kirguíses.

Bakíev abandonó hoy en un avión militar el sur de Kirguizistán, donde se había refugiado desde los violentos disturbios en Biskek, para exiliarse provisionalmente en Kazajistán.

La OSCE anunció que la partida de Bakíev fue acordada con los presidentes kazajo, Nursultán Nazarbáyev, norteamericano, Barack Obama, y ruso, Dmitri Medvédev, con la mediación de la ONU y la Unión Europea.

La partida a Kazajistán de Bakíev supone "un importante paso hacia la estabilización y para evitar la guerra civil en Kirguizistán", señala la nota publicada en la página web de la OSCE.

Baisálov aseguró que la única salida a la tensa situación creada era que "Bakíev se fuera de Kirguizistán y se exiliara en otro país".

Las nuevas autoridades rechazaron las condiciones exigidas por Bakíev para renunciar a la Presidencia del país, que incluían garantías de seguridad para él y sus familiares.

Ahora, el Gobierno provisional intenta que se entregue el hermano de Bakíev, Zhanish, jefe del Servicio de Protección Estatal, buscado por la Justicia por ordenar disparar contra los manifestantes cuando asaltaban la sede del Gobierno en Biskek.

"Ninguno de los colaboradores y familiares de Bakíev que estuvieron con él últimamente ha conseguido abandonar el país y los que cometieron crímenes serán detenidos y comparecerán ante la Justicia", señaló Otunbáyeva.

Baisálov aseguró que las nuevas autoridades se proponen reformar la Constitución y el sistema político vigente en Kirguizistán con el fin de otorgarle mayores facultades al Parlamento del país centroasiático.