El disidente cubano Guillermo Fariñas, en huelga de hambre y sed desde hace siete días, regresó a su casa ayer por la tarde tras haber sido hospitalizado por desmayarse en la mañana debido a un choque hipoglucémico (baja de azúcar), informaron fuentes opositoras.

Según la portavoz de la huelga, Liset Zamora, los médicos le suministraron por vía intravenosa sueros con azúcares que le ayudaron a recobrar el conocimiento, y decidieron que, en su condición actual, no hay razón para dejarlo en el hospital de la ciudad de Santa Clara, donde vive.

Zamora dijo que el automóvil que amigos y familiares consiguieron en la calle para trasladarlo al hospital provincial resultó ser un vehículo de la seguridad del Estado, cuyas órdenes eran llevar al disidente al hospital Oncológico de Santa Clara, ubicado a sólo unos metros de su casa.

Según la portavoz, los médicos suministraron sueros con lactosa y dextrosa al sicólogo y periodista opositor en el área de guardia del Oncológico, que estaba "tomado por la seguridad del Estado". Aún inconsciente, fue llevado después al hospital provincial Arnaldo Milian, donde le realizaron otros estudios, mejoraron sus signos vitales y decidieron que su caso no requería el ingreso en la unidad de terapia intensiva.

"Muy débil"

"Un médico de los que lo asistió comunicó que no tenía criterio para estar ingresado, porque en terapia intensiva no se obliga a comer ni a beber a nadie. Que la solución estaba en sus manos, que comiera y bebiera", explicó Zamora.

Fariñas, que aún está "muy débil" pero consciente, comenzó su protesta para pedir la libertad de aproximadamente 200 presos políticos cubanos (según la oposición) y había reiterado en los últimos días que sólo sería hospitalizado cuando perdiera el conocimiento.

El martes, no obstante, insistió en que abandonasen su ayuno los opositores presos que iniciaron huelgas de hambre tras la muerte de Zapata, calificado como preso de conciencia por Amnistía Internacional y que falleció en La Habana la semana pasada, al cabo de un ayuno de 85 días.

El disidente, de 48 años, ha estado en la cárcel más de once años en las últimas décadas y ha hecho 23 huelgas de hambre desde 1995, una de seis meses en 2006 -con intervalos en el hospital, donde fue alimentado por vía intravenosa-, para exigir acceso sin restricciones a internet en la isla.