La Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) aseguró ayer que el abogado Rodrigo Rosenberg, asesinado el pasado 10 de mayo y que en un vídeo póstumo acusó de su eventual muerte al presidente, Álvaro Colom, planificó su propia muerte agobiado por "una situación anímica muy peculiar".

Al presentar las conclusiones de las investigaciones del asesinato, que generó la más grave crisis política en este país centroamericano en décadas, el jurista español Carlos Castresana, jefe de la Cicig, exoneró de responsabilidad en este hecho a Colom, los funcionarios de su gobierno, y otros acusados por Rosenberg en el vídeo grabado por él antes de su muerte.

Además, descartó que tras ese crimen haya existido una conspiración en contra del Gobierno, e indicó que "nadie más, ningún político, ningún ministro, ningún jefe de Policía, ningún comisario" tuvo participación en ese crimen.

El jefe de la Cicig explicó que "la verdad interina" de este caso, como calificó los resultados de la investigación, aunque sea "una verdad impopular" está basada en pruebas científicas irrefutables, que "milimétricamente" han sido constatadas con los autores materiales del asesinato, que desde septiembre pasado guardan prisión.

"Rosenberg, que era una persona honorable, sabía lo que hacía, actuó solo, no conspiró con nadie y a nadie le dijo lo que iba a hacer", aseguró Castresana durante una concurrida rueda de prensa en la que también estuvieron presentes diplomáticos y representantes de la sociedad guatemalteca.

Según las conclusiones de la investigación que se demoró ocho meses y en la que participaron 300 especialistas de once países que colaboran con la Cicig, fue el mismo Rosenberg quien "decidió poner fin a su vida".

Para ello, detalla la investigación, el abogado contó con la ayuda de los hermanos Francisco José y José Estuardo Valdés Paiz -prófugos de la justicia desde diciembre pasado-, íntimos amigos suyos, quienes sin saber de sus planes suicidas, contrataron a la banda de sicarios que ejecutó el crimen.

"Les pidió ayuda a estos amigos muy íntimos y cercanos (...) Parece ser que él les dijo: Tengo un extorsionador que me está amenazando y me va a matar, y lo quiero matar yo. Ellos (los Valdés Paiz) recibieron el encargo y lo ejecutaron. Buscan a su jefe de seguridad y le dicen: Busca a alguien que pueda encargarse de matar a alguien, y éste busca a los sicarios", explicó Castresana.

Según el jefe de la Cicig, Rosenberg estaba agobiado por la "desesperación" y "frustración" generada tras el asesinato, el 14 de abril del año pasado, de su amigo, el industrial Khalil Musa, y de Marjorie, hija de éste, con quien el abogado mantenía una relación afectiva.

Por ello, agregó, planificó su muerte con el fin de "producir un cambio, casi un terremoto en Guatemala", país que sufre "una situación de impunidad endémica".

El abogado habría emprendido por su cuenta una investigación para esclarecer el asesinato de los Musa, de la que "no obtuvo ninguna prueba contundente", sólo "informaciones sin fundamento", que le bastaron para arribar a conclusiones parciales.

Éstas las habría relacionado con denuncias hechas por amigos suyos sobre supuestos actos anómalos en el Ministerio del Interior, la Asociación Nacional del Café y el Banco de Desarrollo Rural.

De ahí que, según los investigadores, en el vídeo póstumo Rosenberg responsabilizara de su muerte al presidente Colom y a su esposa, Sandra Torres; al secretario privado de la Presidencia, Gustavo Alejos, y al empresario Gregorio Valdez, entre otros, que, según dijo, también habrían ordenado la ejecución de los Musa.

El abogado "estaba convencido de lo que dijo en ese vídeo, y lo que quería, sacrificando su vida, era de alguna manera abrir la caja de los truenos, y como él dice en el vídeo, producir un cambio, casi un terremoto en Guatemala". La muerte de los Musa, que también es investigada por la Cicig, aún llevará tiempo en ser esclarecida.