Cuatro inmigrantes resultaron ayer heridos, dos de ellos por arma de fuego, durante los enfrentamientos registrados en las últimas horas en Rosarno (sur de Italia) con vecinos de la localidad italiana, que permanece prácticamente sitiada y sumida en un alto grado de tensión.

Dos de los heridos recibieron disparos en las piernas, pero su pronóstico no es grave, según informaron fuentes policiales.

Se desconoce quién fue el responsable de los disparos, acaecidos poco antes de que otros dos inmigrantes resultaran heridos por los golpes recibidos de varios vecinos en otros puntos de la zona.

Según la delegación del Gobierno en Reggio Calabria (la provincia a la que pertenece Rosarno), estos dos últimos heridos se encuentran en estado grave.

En total, y como resultado de los altercados que se vienen produciendo desde la noche del jueves, hay 37 heridos, 19 de ellos ciudadanos extra-comunitarios y 18 agentes policiales.

Ocho personas fueron detenidas -siete extranjeros y un italiano- como resultado de unos altercados que llevaron en la tarde de ayer, según los medios italianos, a intentar embestir con vehículos a cinco inmigrantes.

Los altercados en Rosarno se suceden desde la noche del jueves, cuando varios cientos de inmigrantes, en su mayoría africanos y que trabajan como jornaleros, salieron a la calle para protestar tras resultar heridos dos de ellos al ser atacados por unos desconocidos con un fusil de aire comprimido.

El clima de tensión es tal que el jefe de la Policía italiana, Antonio Manganelli, dispuso a última hora de la tarde de ayer el envío de un nuevo contingente de agentes para asegurar el mejor control del territorio y garantizar la seguridad en la zona, que se suma a la unidad específica ya establecida por el Ministerio de Interior.

En un comunicado divulgado ayer, el presidente italiano, Giorgio Napolitano, exige que se detenga "sin demora" todo tipo de violencia en la zona, detrás de la que algunas voces sitúan a la mafia, algo que la Policía cree poco probable.