El modisto alemán Karl Lagerfeld, cuya juvenil silueta trajeada sobre vaqueros y camisa de cuello duro, coleta de pelo cano, grandes gafas de sol y mitones es tan conocida como el despliegue de su creatividad, cumple hoy 80 años.

En principio. Pues nada parece tan aleatorio como el año exacto en que esta estrella internacional vio por primera vez la luz en Hamburgo (Alemania), un 10 de septiembre de 1933, de 1935 o quizás de 1938.

Resulta difícil precisarlo a ciencia cierta, ya que el propio Lagerfeld se ocupa con esmero en embarullar las pistas, pese a un acta bautismal que fijaría el nacimiento del pequeño Karl Otto Lagerfeldt, hijo de un empresario sueco que llevó a Alemania la leche en polvo, el 10 de septiembre de 1933.

El modisto nunca negó la existencia del documento, pero en múltiples ocasiones ha asegurado que nació en 1935, año en que su madre cambió en el acta por razones que todavía desconoce.

Otras veces, Lagerfeld, gran amante de la música y del arte más actual, icono cultural del paso del siglo XX al XXI, gusta evocar un hipotético nacimiento en 1938 o incluso confesar que, simplemente, no recuerda ya cuando su madre, Elizabeth, le trajo al mundo.

Diríase de todas formas que ese detalle de su biografía es algo trivial, dadas sus creaciones tan actuales y su imagen de eterna juventud, enfundada desde el año 2000 -cuando adelgazó más de 40 kilos- en ajustados pantalones y americanas negras, combinadas con sus ya famosas camisas de vistosos cuellos blancos.

Como un corsé embellecedor junto a su rostro maquillado, oculto parcialmente tras unas gafas de sol y realzado también por las cadenas colgantes y broches que gusta portar sobre su corbata, siempre jugando con el blanco y el negro.

Célebre por su figura, sus excentricidades y sus frases más o menos asesinas, ante todo Lagerfeld también lo es por su libertad de espíritu y el talento que desde hace décadas despliega en la alta costura, la fotografía, el coleccionismo de lujo, la edición, el vídeo y el diseño popular.

Nada parece inquietar a este artista que dice vivir al día, sin vocación de archivero, sin regodearse en el pasado, y que en 1983 rescató la entonces casi olvidada casa de costura Chanel hasta elevarla, temporada tras temporada, a un pedestal cada vez más alto.

El fenómeno parece repetirse con todo lo que toca este gran amante del dibujo de exquisita conversación y enorme sentido del humor, que habla con fluidez cuatro idiomas, incluido el italiano, y cuyo mayor lujo "es no tener que justificarse ante nadie".

Toda una personalidad que asegura no haber aprendido "nada de nadie", sino solo de sus propios errores, y que se inició en la elitista alta costura junto a Pierre Balmain y Jean Patout, entre 1955 y 1963, antes de convertirse en director artístico de la firma italiana Fendi, en 1965, y a partir de 1974 de las numerosas marcas fundadas con su nombre o sus iniciales.

Entre sus aciertos, figura su colección de 2004 para la cadena H & M, sus recientes diseños de muebles para la enseña But, sus incursiones en la publicidad, en el mundo de la prensa, incluida su esporádica actividad como comentarista de bodas reales británicas y, por supuesto, su apoyo en un momento clave a la exprostituta Zahía Dehar, en su lanzamiento como diseñadora de lencería.

Para sorpresa de este gran defensor de lo políticamente incorrecto, su talento se conoce y aprecia no solo en las más altas esferas, sino también en ambientes mucho más populares.

Puede valer la pena tener en cuenta sus consejos, distribuidos desde su cuenta Twitter, su página web o cualquier otra plataforma mediática.

Algunos son fáciles de seguir y se ve que él los aplica a rajatabla: "Piensa en rosa, pero no te lo pongas".

Aunque, ¡cuidado!, este fan de literatura y libros de arte, de tabletas y teléfonos inteligentes, en la misma entrevista en la que dijo poseer decenas de estos artefactos, aseguró no tener cuenta en Twitter ni tiempo para ocuparse de algo así.

Lo que no impide la existencia de una oficial con su nombre y con la famosa etiqueta azul que garantiza que el titular ha demostrado ser quien dice ser, seguida en estos momentos por más de 230.000 abonados.