Diamantes "sin sangre", oros con bombillas fundidas y piedras preciosas engarzadas en maderas son la vanguardia de una joyería "con causa" que busca ser más verde, y a la que España no puede dar la espalda.

El compromiso con la ecología y los derechos humanos ha llegado también a este mundo: las grandes firmas internacionales han sido las primeras en abanderar la causa de la sostenibilidad, convencidas de que el lujo no puede conllevar la explotación de la naturaleza y del trabajador.

Así lo ha afirmado en entrevista la gemóloga y directora de formación del gremio de joyeros de Madrid, Alicia Solinis, para quien España no puede perder este tren, aunque ya hay alguna firma puesta al día, "pero todavía estamos en el escalón del reciclaje".

Los hay por ejemplo que trabajan con oro y bombillas fundidas o diamantes engarzados en madera.

Pero Solinis defiende que en España hace falta más concienciación: "la gente tiene que comprender a qué nos referimos y creo que debemos ofrecerlo antes de que se imponga, no sólo en el tema de los metales sino también en el de las piedras, y tenemos que mirar alrededor y las corrientes que ya hay, porque no está bien que nos unamos en el último momento."

En su opinión, el tema de la sostenibilidad parecía hasta ahora que no iba con la joyería, que estaba más unido a las industrias, las petroleras, las grandes papeleras... porque nadie se había preocupado o pensado que la joyería podía entrar también en este mundo.

Según Solinis se han hecho "auténticas barbaridades" ecológicas para extraer, especialmente el oro y la plata de las minas, contaminando acuíferos y deforestando, por no hablar del trabajo esclavo o de los llamados "diamantes de sangre", que son los que proceden de países productores inmersos en conflictos bélicos y donde se violan los derechos humanos para su extracción con el fin de financiar los costes de la guerra.

Pero las cosas están cambiando y hace ya años que el World Diamond Council trabajó junto con Naciones Unidas para introducir un sistema de certificación de diamantes en bruto con el fin de impedir el comercio de diamantes que servían para conflictos bélicos.

El sistema conocido por las siglas KPCS entró en vigor en 2003 y hoy en día más del 99 % de los diamantes en bruto comercializados están certificados.