Aveces la gente se cree lo que no le ha pasado y no se cree lo que sí le ha ocurrido, pero Gabino Diego no quiere desvelar qué parte es qué en "Una noche con Gabino, diez años después", una nueva versión de sus memorias teatrales en la misma clave de humor que le ha permitido sobrevivir hasta ahora.

"El humor me sirve para ver el lado positivo de las cosas y para no dejar que llegue la sangre al río", asegura en una entrevista el madrileño, el "eterno zangolotino" que gracias a un físico "especial" y una genética más especial aún sigue más cerca del jovencito de "Las bicicletas son para el verano" o "y, Carmela" que del "señor de 46 años" que es.

Esta obra, que se estrena el día 18 en el teatro maya, es una revisión de un clásico de su repertorio, con la que ha estado en cartel entre 2004 y 2011, y en la que Gabino, su personaje, mete al espectador en un viaje en el que tropieza con personajes como su abuela o ngela Merkel.

En su devenir aparece la música, el éxito, el fracaso, el amor..., de todo un poco, una sinfonía de estilos en el que juega con la cuarta pared, el monólogo al puro estilo griego, el cuentacuentos o la "stand up comedy".

El espectáculo, que ha estado el último año "rodándose" por distintas ciudades españolas, tiene una buena parte "escrita", pero otra, que tampoco desvela, ha salido a partir de la reacción del público. No hay guiños a la actualidad, a pesar de que aparezcan "personajes" como Obama o znar.