Para poder llegar a todos los públicos y a todos los festivales en los que le reclaman, el bailaor Israel Galván ha tenido que apostar por la soledad, bailar sin músicos y sin decorados artificiosos para abaratar costes.

"He hecho un solo, sin música, cuarenta minutos, para poder seguir bailando. Como es más barato, bailo sin música y sin nada", confesó el artista en una entrevista en México, donde se encuentra presentando uno de sus espectáculos.

Sin audio, sin luces, sin decorados. "Donde me echen", aseguró quien está considerado como uno de los grandes maestros del flamenco del siglo XXI sobre su espectáculo "Solo", que ha presentado en distintos "espacios singulares".

Son todos esos lugares en que le piden que actúe pero no hay dinero ni para contratar a un guitarrista. "Es uno de los daños colaterales de la crisis", explicó.

En México está para presentar la obra "La edad de oro", creada en 2005 y que, gracias a las 200 funciones que ha interpretado, ya se ha convertido en una de sus más emblemáticas.

También es una obra sobria, en la que solo están un guitarrista (Alfredo Lagos), un cantaor (David Lagos) y él en el escenario. "No la monté con esa idea pero la crisis vuelve a buscar dentro de nosotros mismos porque no hay capacidad de producción para hacer cosas más grandes", expuso.

No obstante, añadió que se puede decir que tienen "suerte" porque hay menos personas que bailen flamenco y están sufriendo menos la crisis que otras artes.

Israel Galván de los Reyes (Sevilla, 1983), gitano por parte de madre, bailaor por parte de padre y madre, es reconocido por sus complicados pasos de baile, por sus particulares movimientos de pies y por sus innovaciones en la danza flamenca.

"No intento hacer fusión, pero sí coger por separado y poner la música flamenca contrapuesta con otras músicas, por ejemplo contemporánea o de otros ritmos, pero nunca hacer una fusión, sino más bien con los ingredientes por separado. Lo que me gusta hacer es sentirme libre bailando, la libertad de movimiento", explicó.

A la obra "La edad de oro" la considera como "una casa" propia que le da permiso "para cambiar el sofá de sitio".

"Es como mi parte de laboratorio, con las cosas más básicas del flamenco, una guitarra, un cantaor y uno bailando. Es mi obra más clásica, en la que me veo más bailaor, con música estrictamente flamenca", añadió.

Sobre sus planes, el bailaor explicó que lo próximo que va a presentar es una obra con la compañía Akram Khan, que "no será una mezcla de flamenco con hindú", sino que ambas disciplinas dialogarán "con el ritmo y con el silencio".

Galván cree que el flamenco es un arte universal que tiene "muy buena salida fuera", y por eso para crear sus obras se inspira en el mundo que lo rodea.

"Si te encierras solamente en el flamenco no lo universalizas. El flamenco de hoy día tiene que tener un lenguaje y un concepto de las cosas que están pasando", contó.

El bailaor ya ha visitado en varias ocasiones México y recuerda con cariño al público mexicano que, como sucede en Latinoamérica o España, son "más efusivos" e "influyen más en la obra, con gritos o jaleo".

Aunque, confesó, prefiere a otros públicos más fríos, como los europeos en países como Francia, que son mucho más silenciosos.

"Es un público muy silencioso; se respira mucho que lo están viendo y luego aplauden después", explicó el bailaor, quien añadió que prefiere el silencio para que lo vean bailar "con todo lo que sale del escenario".