Debajo del rol camaleónico que desempeña en "Grease" aparece un actor que ha vuelto a casa para cumplir uno de sus sueños. Noli Ramos, un grancanario que puede interpretar los papeles de Roger, Doody, Sonny, Teen Angel, Vince Fontaine y al entrenador Hal, se ha pasado media vida soñando un instante como el que se producirá dentro de unos días en Las Palmas. "Será un día especial", admite.

¿Desde fuera se percibe que el musical es una especie de trampolín para jóvenes actores?

Yo soy de los mayores, pero sí que existe un elenco muy joven. De todas formas, eso es algo que suele ocurrir en el género de los musicales donde los actores acumulan experiencias en distintos proyectos.

Su rentabilidad en este proyecto parece estar fuera de duda, ¿no?

Yo soy cover de actores. Eso significa que de los seis papeles principales masculinos que existen en "Grease" yo puedo hacer cuatro. Digamos que soy una especie de comodín que es útil para que los compañeros puedan tomarse un pequeño descanso porque durante la gira hay muchas funciones. En este musical puedo pasar de ser el más inocente de los chicos de la pandilla al presentador Vince Fontaine.

¿Una especie de navajas multiusos, pero llevando ese ejemplo a un escenario?

Si exacto (ríe)... Yo soy algo parecido a eso.

¿Imagino que venir a Canarias con "Grease" es algo especial que tendrá unas connotaciones extras cuando le toque debutar en Las Palmas?

Sí, cómo mínimo, allí tendré a más de 20 personas de mi entorno en el estreno. Será un reencuentro muy emocionante porque yo me fui con 18 años y el próximo mes voy a cumplir 36, es decir, que me he pasado la mitad de mi vida persiguiendo un sueño que justo ahora se va a hacer realidad. Volver a casa dentro de un gran elenco era una de mis aspiraciones el día que me marché a la Península.

¿Qué recuerdo se va a llevar de los espectadores que han acudido al Auditorio de Tenerife?

El público canario es divertido y está muy pendiente de todo lo que ocurre en el escenario. Coge las bromas enseguida y consigue disfrutar los momentos del musical. Es un público agradecido con los actores y sabe valorar el trabajo que le presentas. Además, de la pandilla de los chicos el único que se podía permitir un localismo era yo. En ese sentido, alguna que otra broma sobre las papas arrugadas y El Teide sí que hubo. Esos guiños siempre son bien recibidos.

¿Le costó tomar la decisión de emprender la aventura peninsular?

Yo tenía a favor que casi todos mis hermanos estaban estudiando en la Península y mis padres se lo pudieron permitir... Soy el pequeño de seis, con lo cual cuando me tocó irme a mí no les sorprendió. La verdad es que no fue muy difícil porque ellos siempre me han apoyado y han tenido mucha culpa a la hora de que yo pudiera hacer realidad este sueño.

¿Hoy, en cambio, parece que esa "gaviota en Madrid" ya se ha convertido en una gran bandada y no cuesta tanto hacer las maletas e ir en busca de una oportunidad?

Yo me fui porque en Las Palmas no existía una formación reglada y sentía que esta era mi vocación. Últimamente he escuchado campanas -o rumores- que apuntan a que la Escuela de Actores podría desaparecer. Eso sería una pena. En esta tierra existe gente con unas condiciones muy potentes para el mundo del arte y, además, a los actores canarios nos tienen muy bien valorados en la Península y respetan mucho nuestro trabajo.

¿Cómo lleva la competencia que se ha creado en su sector laboral a raíz de la inestabilidad económica que se percibe en el país?

Esa fue una de las razones por las que me marché a Barcelona. La otra fue porque estaba demasiado lejos del mar y lo echaba de menos (sonríe). En Madrid siempre vas a tener más posibilidades de trabajo, pero también existe el triple o el cuádruple de candidatos que aspiran a la misma plaza. En Barcelona, en cambio, si sale algo que se ajusta con mi perfil sé que me voy a presentar yo y mis cuatro amigos que se encuentran en el mismo rango y edad.

¿Hasta qué punto se nota la recesión en la escena española?

Los actores nos hemos bajado los pantalones por culpa del IVA cultural. El Estado nos ha colocado en una posición bastante difícil con las empresas y en muchas ocasiones no nos queda más remedio que firmar un contrato por debajo del convenio porque estas no pueden asumir un porcentaje tan brutal.

Algunos compañeros de profesión apuntan que uno de los problemas puede ser la falta de unidad de los actores. ¿Cree que eso es una desventaja?

Yo he estado sindicado cuando residía en Madrid y lo estoy ahora en Barcelona y no creo que ese sea el problema. Las veces que hemos tenido que estar unidos estuvimos juntos, pero la realidad es que el Estado propicia que la cultura que se hace en España sea de alto y sin protección.

¿Qué les queda por hacer a las productoras?

Creo que ya lo han intentado casi todo... La productora que lleva "Grease" en mucha de las plazas va a taquilla y arriesgando su patrimonio. "My Fair Lady", por ejemplo, se cayó en cuanto subió el 21% del IVA y tuvieron que cancelar el espectáculo. Las subvenciones han desaparecido, aunque por suerte en el caso de Canarias el cabildo ayuda a costear el traslado de la compañía y con eso, más o menos, se equilibran los gastos.