Pocos cineastas pueden presumir de haber rodado casi doscientas películas en su vida, como hizo el tío Jess -Jesús Franco, Jess Frank, Clifford Brown, David Khunne o P.Johnson, según el caso-, cine serie Z, disparatado, extremo, de terror, sexual -erótico y pornográfico-, de ciencia ficción o aventuras.

Autor "maldito" por excelencia, "de culto" para muchos -entre los que cabe destacar a Quentin Tarantino-, este director, guionista, productor, montador, actor y músico a quien encantaba el jazz -también escribía la banda sonora de sus películas- falleció ayer en Málaga tras sufrir el pasado miércoles un ictus cerebral.

Nacido el 12 de mayo de 1930 en Madrid, Franco fue distinguido con el Goya de Honor de 2008 de la Academia Española de Cine tras una trayectoria de 188 películas, todas ellas siempre en la frontera entre lo cómico y lo siniestro.

Pero ese reconocimiento tardó en llegar, ya que, incomprendido en la España de los 60 y 70, Franco optó por producir y mostrar gran parte de su cine en países como Francia, Alemania, Suiza, Portugal, Italia o EEUU.

Gran admirador del cine americano, con su productora Manacoa Films afrontó en 1992 el montaje de las imágenes del inacabado "Don Quijote" de Orson Welles, con quien tres décadas antes colaboró en "Campanadas a medianoche" (1965).

Ha firmado sus trabajos con una larga lista de seudónimos, entre otros, David Khunne, John O''Hara, Clifford Brown, Pablo Villa o Jess Frank, aunque todos los que le trataron le llamaban cariñosamente "tío Jess".

Debutó con el largometraje "Tenemos 18 años" (1959), pero no fue hasta "Gritos en la noche" (1961) cuando empezó a cimentar su leyenda entre los aficionados al cine.

"Necronomicon" ("Succubus", 1968) es, tal vez, la cinta más importante del autor, que recordaba con orgullo cómo el mismísimo Frizt Lang enumeraba esta cinta entre sus películas preferidas.

En 1968 tuvo su primer contacto con el personaje de Fu-Manchú, (inolvidable Christopher Lee) que rodó con él "Fu-Manchú y el beso de la muerte" (1968) y "El castillo de Fu-Manchú" (1969), con el que más tarde, en los setenta, rodaría también "El conde Drácula".

De los primeros 70 datan "El diablo que vino de Akasawa", "Eugenie" y "Sex Charade", "La hija de Drácula" (1971), la aclamada "La venganza del doctor Mabuse" (1971) y "Diario íntimo de una ninfómana" (1972).

Franco fue un director muy prolífico, que supo atraerse a actores de la talla de Klaus Kinski, Jack Taylor o Fernando Fernán Gómez. En los 80 rodó, entre otras, "Sexo caníbal" (1980); "Aberraciones de una mujer casada" (1981); "Las orgías inconfesables de Enmanuelle" (1982); "Una rajita para dos" (1984); "La mansión de los muertos vivientes" (1985) y la cínica "Falo Crest" (1987).