El presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha explicado este miércoles que las negociaciones para alcanzar posibles pactos postelectorales en las diferentes comunidades autónomas están en manos de los órganos regionales del partido, aunque ha insistido en la posibilidad de hablar con todas las formaciones "menos con Bildu".

En rueda de prensa en Génova, Rajoy ha asegurado que los dirigentes regionales ''populares'' que han almorzado este mediodía en la sede nacional del partido no han realizado ningún análisis de las elecciones del pasado 22 de mayo y no han hablado "prácticamente" de pactos porque corren a cargo de las organizaciones regionales.

Sin embargo, sí que ha insistido en que el PP está dispuesto a hablar con todo el mundo que quiera hablar con el partido "menos con Bildu". "Otra cosa es que se llegue o no a acuerdos", ha reconocido antes de recordar que él es partidario de que los acuerdos den lugar a pactos estables "y con un programa conocido".

Rajoy ha reconocido además que quedó "muy contento" con el resultado obtenido en las elecciones autonómicas y municipales pero ha enfatizado que "al día siguiente la vida continúa", por lo que ahora hay que "gobernar bien y estar a la altura de las circunstancias", además de "empezar a trabajar a fondo" en el programa para las elecciones generales.

Sobre el caso de Canarias, donde el PP fue la fuerza más votada pero PSOE y Coalición Canaria están estudiando la posibilidad de cerrar un acuerdo, Rajoy ha recordado que la diferencia de votos de los ''populares'' fue "sustancial" y por ello su candidato, José Manuel Soria, "tiene la obligación de intentar formar gobierno".

En el mismo sentido se ha expresado sobre el caso de Extremadura, donde ha reivindicado el derecho de José Antonio Monago a gobernar por haber sido la fuerza política más votada. Y preguntado por si desea que Francisco Álvarez Cascos sea presidente en Asturias, ha revelado "con toda franqueza" que prefiere que lo sea Isabel Pérez Espinosa, la candidata del PP.

Por último, no ha querido valorar la incidencia de la corrupción en el voto de los ciudadanos y ha defendido que sería "un temerario y un vanidoso" si osara a interpretar las motivaciones de los ciudadanos a la hora de votar. "Supongo que para votar hacen un balance global, no concluyo nada", ha argumentado.