Boeing, la mayor firma aeronáutica del mundo y la primera exportadora de EEUU, vive horas inciertas a raíz de los dos accidentes protagonizados en menos de medio año por sus aviones 737 MAX 8, de los que tiene 376 entregados y 4.636 encargos en plena fabricación, ahora en riesgo.

Tras el siniestro de Etiopía, donde murieron 157 personas, y las similitudes con el de octubre en Indonesia, donde murieron 189, los reguladores en EEUU, la UE, China, Turquía, Australia, México y Sudáfrica, entre muchos otros países, han suspendido los vuelos de estos aparatos.

Boeing paralizó el jueves las entregas del 737 MAX 8, aunque seguirá produciéndolo a un ritmo de 52 al mes, teniendo en cuenta la actualización del software de control de vuelo que planea aplicar en las próximas semanas -días, según versiones- y que impondrá la Administración de Defensa de EE.UU. (FAA, en inglés) antes de abril.

El gigante aeronáutico tiene más de 4.600 aviones en plena fabricación

No obstante, la amenaza de que las aerolíneas cancelen los pedidos de sus aviones de último modelo -la rusa Aeroflot, que ha comprado 20 aeronaves, ha advertido que lo hará si no se garantiza la seguridad-, supondría un problema para la compañía, que los vende a unos 120 millones, según The New York Times.

Boeing, que tiene a casi la mitad de sus empleados en Renton (Washington), donde están los hangares en los que se fabrican sus aviones, estudia cómo afectará todo el asunto a su sistema productivo. La semana pasada perdió 25.000 millones en bolsa, y según la firma Melius Research, que señala la "considerable incertidumbre" de la situación, podría enfrentarse a unos costes permanentes de 1.000 millones y otros variables de "varios miles de millones", sin contar cancelaciones de clientes.