Los suizos acuden este domingo a las urnas en un referéndum que busca dar al Banco Nacional de Suiza (BNS) poderes plenos y exclusivos en materia de emisión de dinero, lo que según sus adherentes tendría el efecto de garantizar la estabilidad financiera del país y extraerlo de los riesgos de la especulación de la banca privada.

La propuesta implica una reforma radical del actual sistema monetario, en el cual el BNS emite billetes y monedas que sólo representan el 10 % de la masa monetaria que está en circulación.

El resto consiste en "dinero escriptural", es decir que sólo existe de forma electrónica en una cuenta bancaria. Se trata de una forma de dinero que los bancos comerciales van creando a través de los créditos que aprueban, sea a empresas o particulares, en lugar de utilizar el dinero que sus clientes han depositado en sus cuentas.

Los autores de la iniciativa -un colectivo que ha reunido a individuos de diferentes horizontes, incluyendo economistas, docentes y ciertos grupos sindicales- desea poner fin a ese sistema a cambio y reemplazarlo por otro que desde su punto de vista serviría mejor para proteger el dinero de los clientes de bancos y prevenir las crisis financieras.

"La iniciativa busca proteger el dinero de todos los ciudadanos contra los riesgos del juego de los bancos, que ponen en peligro al conjunto de la economía y de la sociedad, es decir a todos aquellos que no sacan ningún beneficio de ellos", ha explicado Hansruedi Weber, presidente del Comité que presentó este tema a votación popular tras haber recogido las 100.000 firmas válidas que se necesitan como mínimo para el lanzamiento de un referéndum en Suiza, un país con 8,3 millones de habitantes.

El Gobierno suizo se ha opuesto desde el principio a este cambio al afirmar que limitaría fuertemente la actividad comercial de los bancos -un sector del que depende el 5,6 % de los empleos y el 9,1 % del PIB del país-, que no podrían financiar los créditos de empresas e individuos como los créditos como lo hacen hoy.

En su argumentación a los votantes, las autoridades federales explican que los bancos tendrían que buscar medios alternativos de financiación, seguramente más onerosos, afectando sus márgenes de intermediación y trasladando probablemente ese coste extra a los solicitantes de préstamos.

Asimismo, afirma que para afrontar los riesgos de los mercados financieros se han reforzado las exigencias en materia de liquidez y fondos propios de los bancos, particularmente de los de gran tamaño.

Sin embargo, la iniciativa tiene -según dos grandes sondeos realizados el pasado mayo- pocas posibilidades de ser aprobada, con el 54 % de las personas encuestadas que dijeron que votarán en contra, un 34 % a favor y un 12 % de indecisos.

No obstante, los académicos y activistas consideran que el debate que se ha generado en torno a la cuestión de producción de dinero ha permitido a la opinión pública darse cuenta del peso del sistema bancario privado en este ámbito y probablemente hará posible que futuras iniciativas populares para una mayor regulación y control de sus actividades sean aceptadas.