Ninguno de los siete países potencialmente candidatos a incorporarse a la zona euro (Bulgaria, Croacia, Hungría, Polonia, la República Checa, Rumanía y Suecia) cumple la totalidad de los requisitos exigidos, a pesar de los progresos realizados, según refleja el informe bienal de convergencia elaborado por el Banco Central Europeo (BCE).

"Los siete Estados miembros de la UE han realizado progresos en el cumplimiento de los criterios para la adopción del euro, aunque ninguno cumple todas las obligaciones", señala el BCE, que considera que siguen existiendo incompatibilidades con respecto a la independencia del banco central, en particular, en lo relativo a su independencia institucional y financiera y a la independencia personal.

Asimismo, la institución considera que en todos los países examinados, a excepción de Croacia, existen incompatibilidades con respecto a la prohibición de financiación monetaria y a la integración legal de su banco central en el Eurosistema.

En cuanto a los criterios de convergencia económica, el BCE destaca que las diferencias de inflación entre los distintos países se han reducido, aunque admite que la sostenibilidad de la convergencia de la inflación a más largo plazo en la mayoría de países examinados "es motivo de preocupación".

Por otro lado, el BCE aprecia una "visible mejora" en relación con los criterios fiscales, destacando que en 2017 todos los países registraron ratios de déficit inferiores al valor de referencia del 3% y ninguno de ellos se encuentra actualmente sujeto a un procedimiento de déficit excesivo, mientras la ratio de deuda únicamente supera el umbral del 60% del PIB en los casos de Croacia y Hungría.

En cuanto a la convergencia de los tipos de interés a largo plazo, estos se situaron por debajo del valor de referencia del 3,2% en cinco de los siete países analizados, ya que en los casos de Polonia y Rumanía los tipos superaron dicha referencia.

"Los países que adoptan el euro deben poder demostrar la sostenibilidad de su proceso de convergencia", apunta el BCE en su análisis, subrayando que la estabilidad macroeconómica y, en particular, una política fiscal sólida, es condición indispensable para alcanzar una convergencia sostenible.