El crecimiento de la productividad en España, asociado a la pérdida de empleo menos cualificado durante la crisis, ha comenzado a frenarse de nuevo conforme ha ido retrocediendo el desempleo y aumentando la contratación, según un informe de la consultora McKinsey&Company.

En este estudio, la productividad tiene un potencial de crecimiento de al menos un 2 % anual durante la próxima década, fundamentalmente por las oportunidades digitales, unidas a un crecimiento sostenido de la demanda.

En este sentido, España tienen una gran oportunidad de digitalización por ejemplo en el sector del comercio electrónico -que es dos veces más productivo que el comercio en tiendas-, ya que las ventas a través de internet solo suponen el 4 % del total de ventas minoristas.

No obstante, el estudio señala como riesgos para el crecimiento de la productividad la disminución de la mano de obra asociada al cambio demográfico, el aumento de la desigualdad de ingresos, la polarización de los mercados laborales y la disminución de las tasas de inversión.

Además de España, el estudio analiza otros seis países (Francia, Alemania, Italia, Suecia, Reino Unido y Estados Unidos) en los que en términos generales la recuperación económica está siendo "rica en empleo y débil en productividad".

En España el crecimiento de la productividad fue prácticamente nulo entre mediados de la década de 1990 y 2008, ya que se produjo un auge económico sostenido con aumentos de empleo sin precedentes.

Tras el estallido de la burbuja inmobiliaria y la llegada de la recesión, muchos trabajadores más jóvenes y menos cualificados perdieron sus empleos lo que contribuyó a un aumento de la productividad.

Esto propició un crecimiento de la productividad del 1,4 % anual de media entre 2010 y 2014, mientras que en el resto de países analizados (salvo Italia) caía a una media anual del 0,5 % en el mismo periodo.