La CEOE ha arrancado este año electoral con movimientos de diferentes corrientes destinados a posicionar o descartar a los candidatos que lucharán para lograr presidir la patronal durante los próximos cuatro años.

Tras ocho años de Juan Rosell como patrón de patrones, la CEOE que surja de las elecciones deberá afrontar la recuperación del liderazgo empresarial, dando cabida a las grandes empresas que hasta ahora no se sentían representadas, pero manteniendo el equilibrio de poderes con los sectores.

Estos movimientos que se viven en el seno de la CEOE terminarán antes del verano, ya que previsiblemente en junio se conocerán ya los nombres de los candidatos, según han explicado fuentes cercanas a la patronal.

No obstante, no será hasta una semana antes de las elecciones, previstas para noviembre, cuando tengan que presentar los avales necesarios.

La próxima directiva de la patronal se enfrentará también a la necesidad de ser capaz de exponer mensajes más claros y rotundos, a la vez que mantiene la disposición al acuerdo y al diálogo con los sindicatos y con el Gobierno, y entre los nombres que se barajan para dirigirla se encuentran tres de sus vicepresidentes.

Por un lado, hay una corriente que quiere posicionar al actual presidente de la patronal de las pymes Cepyme, Antonio Garamendi, como el sucesor natural de Rosell, gracias al peso y visibilidad que ha ganado por su papel como interlocutor social, pero tratando, a su vez, de identificarse demasiado con el equipo precedente.

Otra corriente algo más dura, según las fuentes consultadas, la representaría el presidente de la patronal madrileña CEIM, Juan Pablo Lázaro, con un no tan marcado posicionamiento hacia el pacto y el acuerdo y velando por lograr siempre rédito para las empresas.

Parece que el presidente de la patronal catalana Foment del Treball, Joaquín Gay de Montellà, estaría dispuesto a proponer e impulsar a un sucesor a presidente de la CEOE, aunque aún se desconoce su nombre y no parece, según las fuentes, que pudiera contar con los avales suficientes.

Una opción que no parece tampoco la más posible sería que continuara el propio Rosell, algo que requeriría de una modificación de los estatutos que restringen el mandato a un máximo de ocho años y que no coincide con los mensajes y "actitud de salida" que mantiene el presidente.

También existe la posibilidad de que el nuevo líder de la patronal sea un experto de reconocido prestigio, como el expresidente de Endesa Manuel Pizarro, o los presidentes de Mercadona, Juan Roig, o de Inditex, Pablo Isla.

Y es que las grandes empresas parecen querer tener más peso en la CEOE, un testigo que la actual directiva parece haber cogido con la intención de darles más voz.

Lo cierto es que el baile de sillas ha comenzado y se nota en las reuniones del Comité Ejecutivo y de la Junta Directiva, algo más revueltas en los últimos meses.

Un ejemplo fue la Junta celebrada el pasado mes de diciembre, cuando la decisión sobre la propuesta de subida salarial a defender por la patronal frente a los sindicatos tuvo que ser aplazada por falta de consenso.

En esa reunión, el planteamiento esgrimido por Rosell se encontró con la oposición del sector crítico liderado por Lázaro, una situación que, por el contrario, no se ha producido en la Junta celebrada el pasado miércoles.

La directiva de la CEOE aprovechó esta ocasión para abordar los avances en el diálogo social y en la negociación colectiva.

Asimismo informó de manera sucinta de que se estaban introduciendo algunos cambios en el proyecto de presupuestos, que previsiblemente serán aprobados en la reunión de marzo, evitando así las explicaciones acerca de un estudio encargado a la Fundación Faes.

Se trata de un "Análisis de la evolución demográfica en América Latina", para el que la CEOE habría contratado a la fundación del expresidente del Gobierno Jose María Aznar por unos 75.000 euros y que, según las fuentes consultadas, habría quedado en suspenso.