Hace ya varios años, la contratación, el conseguir profesionales, cambió. Entró en nuestro mundo empresarial la tecnología, haciendo que las formas de trabajo alcanzaran niveles profesionales inimaginables.

Antes, todo se hacía a mano, no existía lo digital. La única herramienta que había era la máquina de escribir, ¡menudo problema! Aparatos imprácticos que si tenías suerte y no te equivocabas, no debías repetir todo el documento desde principio a fin. Estas, después se cambiaron por máquinas electrónicas, que fueron seguidas por el ingenioso Fax. Con el Fax se ahorraron costes, desplazamientos, horas de trabajo, etc., ya que se podía enviar documentos de una oficina a otra mediante una línea de teléfono. Las fotocopias surgieron después y pasado un tiempo, los superordenadores con uso limitado para las empresas, pero con grandes herramientas que siguen siendo fundamentales para hoy en día: la hoja de cálculo y los procesadores de textos.

Estos superordenadores no eran tan super como los de hoy en día, sin embargo supusieron un cambio a niveles estratosféricos. No se comunicaban entre sí; su modo de relacionarse era tan parecida a la que hacemos con el USB y el ordenador actualmente.

A posteriori, aparece el queridísimo e-mail – que aún sigue en la carrera-. Nuestro famoso correo electrónico, parecido al Fax pero con una actualización enorme. Todo el mundo, o prácticamente todo el mundo, tenían, tienen y tendrán correo electrónico, pues no había forma de facilitar más las cosas, ¡se puede enviar cualquier tipo de información! Se transmiten datos y luego tienes la línea directa de la llamada para algún contacto más personal.

Las comunicaciones y los ordenadores siguen cambiando, fluyendo, no permanecen iguales. Y gracias a esta evolución constante, las empresas y los hogares siguen por el mismo camino. Las líneas RDSI aseguran la conexión fiable y los módems ya están en la mayoría de hogares.

¿Qué sigue?

Pues con tanta evolución y progreso, viene la sustitución, la mejora y la desaparición de lo impráctico. Lo viejo se sustituye, se actualiza. Un ejemplo de esto es la oficina; está desapareciendo su espacio físico, se está volviendo móvil y ya es parte de nosotros, pues va y viene a donde vamos nosotros –una revolución en toda regla-. Y así como desaparecen las oficinas, aparecen los buscadores online, las páginas web de servicios; como StarOfService, donde no tienes que moverte para contratar profesionales, ni para recibir ofertas de empleo o dejar tu oferta para recibir demanda. Es digital, como nuestra era.