El presidente del BCE, Mario Draghi, ha conseguido sorprender a los mercados tras su reunión de este jueves y ha apostado por poner "toda la carne en el asador" con su batería de medidas, aunque la institución se queda "con pocas balas" en un contexto de ralentización económica, según destacan los analistas consultados por Europa Press.

"El mercado esperaba algo y Draghi no ha querido decepcionar", afirma el analista de XTB Joaquín Robles, que recuerda la mala acogida de las medidas anunciadas el pasado mes de diciembre, ante lo que el banquero italiano "preparó" a los mercados anunciando una nueva revisión de sus medidas en el mes de marzo.

Finalmente, Draghi ha cumplido su objetivo y ha sorprendido no solo al rebajar la tasa de depósito al -0,40% y aumentar en 20.000 millones las compras mensuales, sino también al bajar al 0% el tipo de referencia de las operaciones del BCE, anunciar un nuevo programa de refinanciación a largo plazo (TLTRO II) e incluir bonos corporativos en su lista de activos.

Sin embargo, el analista de Self Bank Felipe López-Gálvez señala que el BCE debe ver muy complicada la situación económica "para poner toda la carne en el asador", en referencia a la revisión a la baja de sus previsiones. "Si estas medidas no surten el efecto deseado, le quedan pocas balas", subraya.

"De cara al futuro, el BCE se queda con unas herramientas limitadísimas", sostiene Robles, que afirma que la institución "sólo" podría rebajar más la tasa de depósito o ampliar de nuevo el volumen de compras, al descartar la posibilidad de que la institución optase por situar los tipos en terreno negativo.

De la batería de medidas anunciadas por Draghi, los analistas coinciden en destacar su "guiño" a los bancos. "Las entidades venían quejándose de los bajos tipos de interés y el euribor en negativo", recuerda López-Gálvez, que considera que la compra de bonos corporativos "es una forma de contentarles".

"La mayoría de las empresas tienen líneas de financiación y deuda con los principales bancos", recuerda Robles, que defiende que el "guiño" de Draghi se ha basado en incluir los bonos corporativos en su lista de activos para que las empresas tengan más facilidad a la hora de devolver sus préstamos.

"LA SITUACIÓN DE AYER A HOY NO HA CAMBIADO".

Sin embargo, los analistas también advierten de que las dudas sobre la situación de la economía global, en especial en China, continúan. A esta situación se suman la caída del precio del petróleo y la falta de compromiso de los gobiernos de la eurozona a la hora de acometer reformas estructurales.

"El banco central ha hecho todo su trabajo mientras que no existe una política fiscal proactiva", critica el economista jefe de Natixis Asset Management, quien subraya que el BCE "parece ser la única institución que realmente quiere moverse y cambiar la situación".

"La diferencia entre el ayer y el hoy tampoco es tan grande", advierte Robles. "Draghi ha querido decir ''yo he hecho todo lo que está a mi alcance, ahora faltan las reformas estructurales de cada país", afirma, defendiendo la necesidad de que los países de la eurozona adopten medidas "a veces impopulares" para impulsar el crecimiento.

"Todavía quedan muchas incertidumbres encima de la mesa", subraya López-Gálvez, que hace referencia a la situación económica de Grecia y su tercer rescate y a la situación del sistema financiero italiano, "que podría acabar contagiando a la banca española".

"EL JUSTO EQUILIBRIO".

Por su parte, Stefan Isaacs, director adjunto del equipo de renta fija de M&G Investments, considera que "el BCE ha logrado encontrar el justo equilibrio al evitar añadir más presión a un sistema bancario ya debilitado, a la vez que ha reconfortado a la economía en general".

En este sentido, Isaacs destaca la "sorpresa" de ampliar el volumen de compras, así como de incluir deuda corporativa, señalando que "al superar las expectativas del mercado, las medidas del BCE deberían apuntalar la confianza, contribuir a un incremento de la concesión de préstamos y a aumentar las perspectivas de inflación", aunque advierte de que el BCE tendría que ser consciente de que "está llegando al límite efectivo de lo que puede hacer".

Mitu Patel, responsable de tipos de interés de Henderson Global Investors, destaca por su parte que, a pesar de que los titulares serán para la expansión de las compras de activos para incluir deuda corporativa, "sin duda es más importante el giro del BCE hacia el QE y operaciones de préstamos como herramientas para estimular la economía sobre tipos más negativos".

"Creen improbable que los tipos puedan bajarse mucho más de los niveles actuales sin riesgos", añade el experto, que resalta la postura "explícitamente expansiva" del BCE, mientras los inversores seguirán siendo prudentes sobre la eficacia de las acciones del BCE a falta de signos convincentes de que el mayor estímulo monetario tiene un impacto positivo en la economía, tras las decepciones de intentos anteriores.

A su vez, Robert Tornabell, catedrático de Banca de ESADE Business & Law School, hace hincapié en que la decisión de comprar deuda de empresas sigue la estela de la Reserva Federal de EEUU y "favorece la economía real".

Sin embargo, Tornabell apunta que el crecimiento no puede pasar sólo por lo que decida el BCE, sino por las acciones de los gobiernos y destaca el "aumento del gasto público que está generando la ola de refugiados que está viviendo Europa; que ayuda a relajar las medidas de austeridad y que suaviza las políticas fiscales".