Ferran Adrià ha pedido que en España no se caiga en la hipocresía a la hora de criticar el proyecto de Eurovegas pues en cada bar "hay una máquina tragaperras", y ha reclamado el apoyo a una iniciativa que puede ayudar al turismo en un "momento muy difícil" como el que sufre este país.

En una entrevista concedida a la Agencia EFE, Adrià ha recordado que cuando se presentó el proyecto Eurovegas y aún no tenía una ubicación definitiva se ofreció para ayudar "de manera altruista" porque creía que "podría ser bueno para la gente".

"Pero como no se va a hacer en Barcelona no tengo este problema y con Madrid no puedo hacerlo porque no puedo desplazarme, no porque no quiera", confiesa en Valencia como embajador internacional de Telefónica y donde explica a jóvenes y empresarios las claves para innovar.

El influyente "chef" señala que si el futuro Eurovegas es similar al que existe en Singapur se puede hacer "una idea" de lo que va a ser. "Y no pasa nada, porque es un modelo increíble", agrega.

"Es un momento muy difícil en este país y estás viendo que el turismo es ahora la punta de lanza" de España, sentencia Adrià, para quien es necesario "hacer el mejor proyecto que pueda haber en el mundo e involucrar a todo el mundo en hacer cosas fantásticas".

Advierte de que la crisis económica está siendo "muy dura" en España y por ello "todos" tienen la obligación de ayudar en su medida y con su "pequeño granito de arena", aunque reconoce que "aun estando mal", se está mejor en este país que "en el 99 % de los sitios".

Adrià se muestra convencido de que España saldrá de la crisis y considera que el problema es hacia "dónde va Europa y cuál es el modelo de Europa que queremos".

"Hay que estar en Europa porque como no estemos en ella, malo", alerta.

Preguntado sobre la corriente independentista en Cataluña, reconoce que es "un sentimiento" que hay en esta región "y la gente está enfadada", pero asegura que no hay que "dramatizar" y aboga así por el "diálogo" y por "respetar la opinión de la gente si se hace en democracia y de manera pacifica".

A su juicio, el actual es un "momento histórico" por el camino hacia el que va Europa: "Cuando lo sepamos, sabremos hacia dónde va España y yo, como catalán, hacia dónde va Cataluña".

"Está bien que pueda haber gente que se exprese de esa manera y, a partir de aquí, están las leyes y la Constitución, pero cuando hay un millón y pico de personas que salen a la calle es que pasa algo", afirma.

Adrià declara que no tiene ni tendrá "añoranza" del restaurante El Bulli porque lo ha podido vivir "intensamente".

Lo cerró en julio de 2011 para cogerse un "tiempo sabático", pero reconoce que en los últimos diecisiete meses "algo" le ha fallado porque está trabajando más que nunca: "Ha sido un periodo tenso y duro, de los meses más intensos de mi carrera".

"Solo he tenido cinco días de vacaciones", lamenta el que fuera reconocido como mejor cocinero del mundo, aunque afirma que por una "cierta ética" no le parecía bien irse de vacaciones tal y como está el país.

A su juicio, en el sector de la restauración será necesaria una "reorganización" y que no haya tantos restaurante de alto precio: "No puede haber muchos restaurantes de lujo, igual en todo el mundo debe haber sólo veinte restaurantes de vanguardia y experimentando".