Unos 5.000 delegados participarán desde mañana en la centésima Asamblea de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una cita a la que acudirán varios jefes de Estado o de Gobierno y que está marcada por un contexto global de convulsiones sociales y crisis.

El director general del organismo, Juan Somavía, expondrá a la Asamblea la necesidad de que en el mundo se instaure "una nueva era de justicia social inspirada por un ideal de desarrollo sostenible" que acabe con "un modelo de crecimiento ineficaz que ha acentuado la desigualdad".

En su informe, Somavía constata cómo en las últimas décadas la política económica dominante "impulsó una globalización desigual y desequilibrada", hasta el punto de que en la mayoría de países las rentas más altas se alejan cada vez más de las rentas medias.

El 80 por ciento de la población mundial se reparte el 30 por ciento de la riqueza del planeta, y en 2007, 3.500 millones de personas se repartieron los mismos ingresos que 61 millones de personas.

"El desempleo de los jóvenes en el mundo es un drama, un fenómeno que pone en cuestión la estabilidad social en muchos países", señaló en conferencia de prensa Guy Ryder, vicedirector general de la OIT.

Desde las revoluciones árabes hasta las concentraciones de los "indignados" en plazas españolas pasando por las movilizaciones en Grecia en contra de los recortes, la realidad muestra la frustración de las aspiraciones sociales frente al actual modelo de crecimiento.

Actualmente, 205 millones de personas buscan sin éxito un empleo en el mundo, una cifra que se podría duplicar si se añade a los trabajadores subempleados que desean trabajar más y a los que han abandonado la búsqueda de empleo, señala la OIT.

Entre los grandes objetivos que se ha fijado la OIT en esta Asamblea está la adopción de una Convención para los Trabajadores Domésticos, una norma que llene un vacío existente en la regulación internacional laboral.

El año pasado, la Asamblea de la OIT ya se pronunció a favor de la idea de principio de adoptar esta Convención junto con una Recomendación, y Ryder se mostró confiado en que en esta cita se finalice.

El "número 2" de la OIT reconoció que "existen resistencias por parte de los países del Golfo Pérsico (donde la mayoría de sus poblaciones son trabajadores inmigrantes con escasos derechos) así como por parte de sectores de las patronales".

También se quiere dar un impulso en esta Asamblea al concepto de crear una base de protección social básica en todos los países, que la presidencia francesa del G-20 ya se ha comprometido a apoyar.

"Hay que tener en cuenta que entre el 75 y el 80 por ciento de la población mundial no tiene acceso a una protección social básica, y creemos que podemos permitirnos el lujo de dedicar entre el 2 y el 3 del PIB a este fin", señaló Ryder.

"La OIT cree que esto no algo utópico, sino necesario y realista", agregó.

Entre los jefes de Estado que asistirán a la reunión figura la canciller alemana, Angela Merkel, quien intervendrá ante los delegados el 14 de junio, después de que lo haga el presidente de Indonesia, Susilo Bambang Yudhoyono.

El día 15, será el primer ministro ruso, Vladimir Putin, quien se dirija a la Asamblea, mientras que unos días antes, el 9, hablará el primer ministro palestino, Salam Fayyad.

Justamente las revueltas árabes tendrán su protagonismo ese día con un panel dedicado a la juventud árabe y sus aspiraciones de justicia social.