Las acciones de British Airways (BA) se despidieron hoy de la Bolsa de Valores de Londres con un descenso de 5 peniques, hasta los 282,5, un retroceso del 1,74% antes de que los títulos de la compañía se conviertan en títulos de IAG, la aerolínea resultante de su fusión con la aerolínea española Iberia.

Las nuevas acciones del International Airlines Group (IAG) empezarán a cotizar en el FTSE-100, el índice principal del parqué londinense, el próximo lunes, al igual que en la Bolsa de Madrid.

La caída de hoy fue un leve retroceso tras un último año bueno para los títulos de BA en el mercado bursátil de la capital británica, con una revalorización del 41% desde enero de 2010.

Esa revalorización se aceleró a partir del pasado mes de octubre, cuando los mercados ya dieron por hecho que los respectivos accionistas de British Airways e Iberia aprobarían la fusión, algo que finalmente ocurrió el pasado 29 de noviembre.

Sólo un año antes, las cosas pintaban mucho más negras para esta aerolínea británica que se fundó en abril de 1974 como resultado de la fusión entre British Overseas Airways Corporation, creada en 1939, y British European Airways, fundada en 1946, y que fue propiedad del Estado hasta su privatización en 1987.

En noviembre de 2009, BA atravesaba un momento realmente difícil, con una fuerte caída de ingresos y del número de viajeros.

El día 6 de ese mes, la aerolínea británica reveló una pérdida neta récord de 217 millones de libras en su primer semestre fiscal, hasta el 30 de septiembre, frente a la pérdida de 49 millones de libras registrada en el mismo periodo del año anterior.

Fueron las peores registradas en la Historia de BA en un periodo semestral y se conocieron poco después de que la empresa informara de un nuevo plan para recortar su plantilla en 1.200 puestos de trabajo, en su mayoría en el exterior, lo que supuso una reducción total de empleos durante el conjunto de 2010 de 4.900 empleados.

La tercera aerolínea de Europa, con una plantilla mundial de unas 38.000 personas, se vio muy afectada por la subida del precio del petróleo entre 2009 y 2010, a lo que se sumó su disputa con el personal de cabina, que durante 2010 convocó 22 jornadas de huelga y cuyo sindicato anunciará este viernes si se reanudan los paros.

El consejero delegado, Willie Walsh, llegó a afirmar que la supervivencia misma de la aerolínea estaba en juego, en buena parte también por la agresiva competencia de aerolíneas de bajo coste como EasyJet y Ryanair, que consiguieron "robarle" los viajeros de negocios, principal fuente de ingresos de la aerolínea británica.

Pero el duro plan de reducción de los costes, con despidos y endurecimiento de las condiciones laborales, arrojó sus frutos económicos y BA volvió en 2010 a terreno positivo por primera vez en dos años con un beneficio neto atribuido de 107 millones de libras entre los meses de abril y septiembre.

El consejero delegado de BA, Willie Walsh, destacó que los cambios estructurales permitieron volver a la rentabilidad.

Walsh, que fue una de las personas que ha defendido como más ahínco el proceso negociador con Iberia, se convertirá en consejero delegado de IAG, mientras que el hasta ahora máximo responsable de las finanzas de BA, Keith Williams, ocupará su actual cargo.

A Williams le sucederá por su parte Nick Swift, que actualmente es el responsable financiero de la empresa de transporte Go-Ahead.

La compañía fusionada resultará en una aerolínea con 408 aviones que transportará a unos 57 millones de pasajeros al año.

BA e Iberia suman más de 57.000 trabajadores de plantilla y sus aviones vuelan a 250 destinos en todo el mundo.

Para BA es clave el acceso que conseguirá a América Latina a través de Iberia, mientras que para la aerolínea española supone aumentar su presencia en Asia y en América del Norte.

Actualmente, BA sólo vuela a tres ciudades de Sudamérica -Río de Janeiro, Sao Paulo y Buenos Aires- y podrá aprovechar los vuelos a un total de ocho ciudades de la región que opera Iberia.

Walsh fue también uno de los responsables de que se resolviera el problema principal para la operación, que era el importante déficit de los dos fondos de pensiones de la aerolínea británica, cifrado en 3.700 millones de libras (4.380 millones de euros).

La propuesta principal del acuerdo establece que los contribuyentes a estos planes podrán recibir una pensión menor de la esperada en el futuro, manteniendo sus actuales niveles de contribución, u optar a incrementar su aportación en un 4,5 por ciento para mantener el nivel anteriormente previsto.

BA se comprometió por su parte a mantener sus contribuciones en el nivel actual de 330 millones de libras (390 millones de euros).

Iberia y BA mantendrán sus marcas y crearán una nueva sociedad común con su propio consejo de administración y su cuenta de resultados, creando un grupo aéreo que será el tercero de Europa, por detrás de Lufthansa y de Air France-KLM, y el sexto del mundo.