Como si de un monstruo voraz e insaciable se tratara, la crisis se ha cebado en los últimos años con los trabajadores, al disparar los índices de desempleo hasta valores insostenibles; con el sector empresarial, causando multitud de cierres de negocios, e incluso con algunos gobiernos, que han sido derrocados en las urnas por su incapacidad para afrontar la difícil coyuntura económica.

Sin embargo, el listado de "víctimas" es mucho más amplio e incluye también a organizaciones como los sindicatos, cuya manera de actuar en estos tiempos convulsos y su vigencia están siendo cuestionadas desde múltiples frentes, fundamentalmente por una sociedad disgustada por lo que han entendido como una excesiva tardanza y escasa contundencia a la hora de arremeter contra las medidas restrictivas puestas en marcha por el Gobierno y determinados partidos políticos y asociaciones empresariales que, bajo el pretexto de la necesidad de adaptarse a la situación actual, abogan por un replanteamiento de sus funciones y competencias.

La pérdida de liderazgo ante la ciudadanía, auspiciada por lo que califican como "intensas campañas mediáticas" en su contra, unida a la debilidad interna de muchas de estas organizaciones y a sus problemas financieros, ha logrado poner en jaque al sindicalismo.

El secretario general de Comisiones Obreras (CCOO) en Canarias, Juan Jesús Arteaga, reconoce que "todos los sindicatos estamos ahora mismo en una encrucijada histórica". Al respecto, apunta que "ante la cantidad de reformas y medidas regresivas, que están apuntando a la línea de flotación de todo tipo de derechos, si no hay una organización más aguerrida, siempre con voluntad de llegar a acuerdos, pero con mayor disponibilidad para ofrecer resistencia, podemos entrar en una fase de declive".

Arteaga subraya que está "intentando inculcar este discurso" en el marco de su organización ya que, a su modo de ver, en general los sindicatos hemos estado preparados para las vacas gordas, pero no para las flacas". En este contexto, enfatiza que "se nos está intentando convertir en unas organizaciones prescindibles", pero, a pesar de ello, está claro que "aún somos una herramienta muy útil y podemos seguir siéndolo, aunque eso dependerá de nosotros mismos". De hecho, argumenta que "no podemos echar balones fuera y culpar de lo que nos pase a lo que quieran los otros, que, no en vano, siempre han pretendido lo mismo". Además, insiste en que "nosotros somos los que tenemos que trabajar para evitar que nos desplacen y nos conviertan en organizaciones marginales. Somos los principales responsables de que esto no llegue a pasar y no los demás".

Por otro lado, alega que la actual situación de UGT Canarias, regida por una gestora desde mediados de noviembre tras la dimisión de su secretario general, "no ayuda a abordar la grave situación existente en las Islas", por lo que desea "una pronta vuelta a la normalidad del otro sindicato más representativo del Archipiélago, manteniendo por parte de CCOO una total disposición a la unidad de acción como un valor fundamental para la pervivencia del sindicalismo confederal y de clase".

Es precisamente esta circunstancia la que ha dejado en una especie de "stand by" a la federación autonómica de UGT hasta que el próximo sábado designe a un nuevo líder para las Islas.

Así las cosas, el ex secretario de la Federación de Enseñanza de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Tenerife José Antonio Antuña opina que la situación actual de los sindicatos es "un mal común en toda Europa" que tiene mucho que ver con "la crisis brutal de la izquierda".

En cuanto a la "insistencia en tratar de desmantelarlos", comparte con Arteaga la opinión de que "ni a la Administración ni a la patronal les interesa que existan organizaciones potentes que se puedan defender con argumentos y virulencia", al tiempo que agrega que "éstos han detectado un momento de debilidad en el seno de los sindicatos a todos los niveles, desde la componente organizativa hasta la preparación de sus dirigentes y sobre todo desde el punto de vista ideológico". Por ello, explica que "aprovechando el enfado de la gente, la derecha más cerril y salvaje se ha lanzado a dar caza y muerte al sindicalismo español, ya que entiende que la oportunidad para darle la puntilla es ahora o nunca".

Por contra, Antuña y Arteaga creen que la acción sindical se hace más necesaria todavía en un escenario como en el que estamos inmersos. De este modo, el secretario general de CCOO en las Islas incide en que hay que movilizar a los propios sindicalistas, que, en algunos casos, han sido contagiados de la apatía y el hastío generalizado en la sociedad.

A modo de ejemplo, alude a la última movilización contra los recortes sociales del Ejecutivo central celebrada el pasado 18 de diciembre, que no tuvo el respaldo esperado. "Efectivamente, la presencia de la gente en las manifestaciones dejó mucho que desear, pero lo grave no fue la ausencia de los trabajadores y gente de la calle en general sino de muchos sindicalistas", apostilla.

"Si no somos capaces nosotros mismos de tener claras las cosas, ¿qué podemos pedir a los demás?", sentencia. Antuña, que se desmarcó hace años de la UGT, va aún más allá y asevera que "ahora, que es cuando más necesitamos unos sindicatos fuertes y bien organizados, lo que nos encontramos son organizaciones que están en manos de unos liberados que, en su mayoría, tienen poca o ninguna preparación y aún menos compromiso ideológico". Igualmente, critica que "en muchas ocasiones los delegados sindicales son cogidos a lazo en cualquier empresa u organismo".

Por tanto, se trata de "personas que, sin comerlo ni beberlo, terminan con cargos de responsabilidad para los que no están preparados, individuos que no saben interpretar una norma, ni un documento y, mucho menos, una ley o decreto, supuestos representantes de los trabajadores incapaces de redactar un escrito oficial que no cause vergüenza o sonrojo, o personajes que se definen de izquierdas porque no les gusta el PP o porque algún abuelo luchó con la República". A esto se le suma que "a la cabeza de ellos figuran cientos de dirigentes sindicales con sueldos de gran ejecutivo en organizaciones subvencionadas que cada vez representan a menos trabajadores".

Entre tanto, el secretario general de la Confederación Provincial de Empresarios de Santa Cruz de Tenerife (CEOE-Tenerife), Pedro Alfonso, afirma que "nadie puede cuestionar el papel trascendental, al igual que el de otras organizaciones, que jugaron durante la transición y los primeros años de democracia. Sin embargo, en un momento como el actual y de cara al futuro entendemos que deben evolucionar y dar un paso más en una sociedad globalizada como la actual. Baste comparar con países de nuestro entorno, en el que el peso de los sindicatos, y su número de afiliados, es significativamente superior, y en los que existe un mayor consenso entre empresarios y sindicatos con un mercado laboral mucho más flexible, a años luz del nuestro".

La traducción en cifras de la representatividad de los sindicatos en la sociedad española que ofrece el Ministerio de Trabajo e Inmigracion confirma una tendencia a la baja en la afiliación en los últimos años. Así, de 2008 a 2009 se pasó del 17,4% al 17,2% en el conjunto de España, mientras que en el caso de los trabajadores canarios, el salto ha sido aún mayor al caer desde el 17,8% al 16,4% al cierre del pasado ejercicio.

No obstante, según destaca Arteaga, los datos referentes a 2010 conllevarán un nuevo recorte, especialmente en el Archipiélago. Es más, usando como referencia los datos de afiliación de CCOO en Canarias, que ha sido una de las organizaciones menos "castigadas" en este apartado, por primera vez desde 2006 se ha bajado de los 50.000 afiliados, pasando de un tope de 53.632 en 2008 a 48.853, según los últimos datos que maneja el sindicato, correspondientes a finales de noviembre, lo que implica un recorte del 8,91% en apenas dos años.

Arteaga añade que "el aumento de las bajas se ha acentuado en las federaciones que representan a las actividades donde más ha incidido la crisis". En esta línea, destaca que la de la construcción casi ha perdido la mitad de los afiliados. Esta circunstancia también se ha notado significativamente en la hostelería. A su vez, apunta que en el desglose por islas, tanto en Tenerife como en Gran Canaria los porcentajes de caída son mayores que en el resto, ya que también son las que concentraban un mayor movimiento económico.

Según argumenta, más del 75% de las bajas están estrechamente ligadas a la pérdida del empleo, pero reconoce que, aunque de manera minoritaria, también algunos han decidido abandonar los sindicatos por "el descontento por el funcionamiento de los servicios jurídicos, que al verse desbordados por el elevado repunte de despidos, en algunos casos, se ha podido ver resentida su calidad".

Por último, reitera que "al margen del mal uso que algunas organizaciones hayan podido hacer de las ayudas y subvenciones, así como de los liberados, se están utilizando todos estos elementos para desprestigiar y desestabilizar a los sindicatos".

Independientemente de esto, en el caso del Archipiélago, Arteaga subraya que "históricamente la afiliación ha sido ligeramente inferior al resto del país por el propio tipo de actividad productiva ya que tradicionalmente el movimiento obrero siempre ha estado más conectado a la fábrica".

El máximo representante de CCOO en las Islas explica que "en los servicios cuesta más conseguir una afiliación importante". A esto se le suma "el problema del paro que padece nuestra comunidad autónoma, que ronda el 30%, además de una población activa de unas 500.000 personas, de las que algo más de 100.000 son autónomos o empresarios que tampoco se suelen afiliar", lo que califica como factores determinantes.