Prácticamente con lo puesto, que en el ámbito de los negocios se traduce en el capital mínimo exigido para constituir una sociedad limitada, comprar unos cuantos ordenadores y alquilar una oficina, Moisés Hernández Marichal se lanzó de cabeza a la aventura empresarial el pasado mes de mayo, con la única certidumbre de creer firmemente en un proyecto, que "bautizó" Mojo Verde, SLU.

Apenas seis meses después de dar un giro radical a su actividad profesional, vinculada hasta entonces al sector inmobiliario, en el que ocupaba un cargo de responsabilidad en una empresa dedicada a la gestión patrimonial, este joven de 29 años, diplomado en Relaciones Laborales por la Universidad de Laguna y con el título de Experto Inmobiliario por la Universidad de Alcalá de Henares, comienza ahora a recoger los primeros frutos de su decisión y valentía en forma de contratos con instituciones públicas y sociedades privadas que han confiado plenamente en esta nueva firma tinerfeña, especializada en gestión ambiental.

Así, destaca que el objetivo central de Mojo Verde es conseguir la sostenibilidad en el tejido productivo de las Islas, para lo cual ofrece una amplia variedad de servicios y productos que van desde el asesoramiento integral en la implantación de medidas, planes y acciones diseñadas de manera específica para cada entidad hasta la realización de cursos y talleres de educación ambiental o el diseño y la comercialización de artículos ecológicos y que favorezcan el reciclaje.

Bolsas ecológicas

En estos momentos, el producto estrella de esta innovadora firma es una bolsa ecológica, confeccionada a partir de fécula de papa o maíz biodegradables que distribuyen ya para diversas compañías y administraciones tinerfeñas -entre ellas la Empresa Insular de Artesanía- con un volumen total de ventas que ronda las 15.000 unidades al mes.

Del mismo modo, Mojo Verde, que también cuenta en su plantilla con otros dos jóvenes profesionales canarios formados en Ciencias Oceanográficas e Ingeniería Ambiental, ha ideado un novedoso dispensador de bolsas para la recogida de excrementos caninos, "que se adapta fácilmente al mobiliario urbano, sin necesidad de acometer complejas obras de instalación", precisa Hernández, que agrega que el equipo que integra esta apasionante iniciativa laboral sigue trabajando en nuevos diseños encaminados a mejorar el entorno.

Así, con el "leit motiv" de la ecología y la aspiración de abrirse un hueco en una actividad que aún cuenta con escasa implantación a nivel autonómico, el director gerente de Mojo Verde afirma que ha llegado el momento de arriesgar y apostar por proyectos de mayor envergadura como es el caso de los contenedores para la recogida de aceites usados, del que ya han presentado un prototipo a los ayuntamientos de Santa Cruz de Tenerife y La Laguna, así como a la empresa Urbaser, que es la encargada de las labores de limpieza de ambos municipios, con la esperanza de que "aquí a final de año puedan estar distribuidos en las calles de la zona metropolitana junto al resto de contenedores para la materia orgánica, el vidrio o el cartón".

A pesar del éxito que está teniendo esta empresa, Hernández reconoce que Canarias está todavía muy por detrás en cuanto a concienciación empresarial, e incluso social en esta materia y, en cierto modo, llega a comprender que "en momentos de crisis como el actual tanto las instituciones públicas como las compañías privadas están tan preocupadas en el día a día para conseguir mantenerse en el mercado que apenas tienen tiempo ni recursos para este tipo de medidas". Sin embargo, apostilla que, "en realidad, aplicar estas políticas tiene sus frutos a muy corto plazo y, si se acometen de una manera adecuada, se puede ahorrar mucho dinero".

Por último, en lo que respecta a la ciudadanía subraya que también es necesario concienciar a la gente de que esto del reciclaje y la sostenibilidad no es una leyenda urbana ni un bulo para sacar negocio de él, sino que si llegara a haber una concienciación generalizada en estos asuntos, a buen seguro incidiría en su propio beneficio.

En este sentido, afirma estar seguro de que "si en Santa Cruz de Tenerife se lograra que el 80% de los hogares separaran de manera correcta sus residuos y los pusieran en los contenedores adecuados, los impuestos de la basura bajarían".