La inflación británica retrocedió cinco décimas en septiembre y se situó en el 1,1% en términos interanuales, cinco décimas menos que en septiembre (1,6%), según informó hoy la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS por sus siglas en inglés).

Este descenso de los precios refleja contribuciones negativas por parte de las facturas de electricidad y gas, alimentos, restaurantes y ocio, que fueron parcialmente compensadas por el incremento interanual de los precios de transportes y ropa.

La inflación británica, que hasta ahora había resistido mejor que la de sus socios europeos, se situó nueve décimas por debajo del objetivo del Banco de Inglaterra, del 2%.