La fórmula empleada no es una fusión, que conllevaría la desaparición de singularidades de CajaCanarias y Caja Navarra y destrucción de empleo. Se trata de un Sistema Institucional de Protección (SIP), un instrumento de gestión que establece controles conjuntos en materia financiera y de riesgos principalmente, sin perder cada caja su identidad propia.

Prevalece la marca comercial y ámbito geográfico en los territorios de origen, por lo que "no cambia nada" para los clientes de CajaCanarias y Caja Navarra, pero se abre la puerta a que ambas se posicionen como entidades sólidas y con mayor presencia a nivel nacional e internacional. Es incuestionable que tendrán mayores facilidades para la obtención de recursos financieros de primera categoría en los mercados mayoristas de capitales al ser un grupo financiero de mayor dimensión y volumen de negocio.

Mantenimiento de las redes comerciales y plantillas de empleados sin solapamiento de oficinas.

Mayor eficiencia a nivel operativo a través de la constitución de una sociedad central que agrupará las áreas de inversión y riesgos, entre otras

Constitución de una alianza fuerte y solvente, sin necesidad de recurrir al FROB, por lo que no repercute en costes para la sociedad.

Cartera de productos y servicios en condiciones más ventajosas por el aprovechamiento de las economías de escala.

El acuerdo entre CajaCanarias y Caja Navarra está avalado por las excelentes relaciones que han mantenido ambas en los últimos años, principalmente desde su integración en la red Viálogos en el año 2004, de la que hoy forman parte doce entidades.