El Atlético de Madrid siguió la estela del Barcelona, aún a siete puntos, con un partido práctico, sin exprimirse, y un gol de Álvaro Morata, cuyo anhelado estreno sobre la portería rival fue tan celebrado como definitivo para derribar al Villarreal, que no tuvo una respuesta rotunda al verse por debajo en el marcador. Cierto es que siguió vivo, pero sin remate hasta la sentencia final de Saúl.