Después de haber alcanzado, por tercer año consecutivo, plaza para participar en la Copa del Rey, el Canarias empieza a estar en la quiniela de más de uno. Quizá no para ser candidato a ganar, pero sí para descartar un papel de mero invitado.

Cierto que su crédito parece haber perdido valor tras una última jornada en la que no mostró una buena puesta en escena ante Burgos.

Para mayor desgaste de su candidatura, su rival, Unicaja, llega a la cita de Madrid con un "chute" de autoestima tras haber ganado sus dos últimos partidos en el último segundo y anotando un promedio por encima del centenar de puntos.

Al margen de esas sensaciones previas, lo verdaderamente importante será lo que acontezca en los cuarenta minutos de ese enfrentamiento particular.

A priori partido abierto en el que las mayores posibilidades de los nuestros estarán en presentar un trabajo defensivo similar al que exhibieron el día de reyes cuando asaltaron el Martín Carpena, dejando a los malagueños en sesenta puntos.

Además, el "sudoku" que tendrá que hacer nuestro entrenador para repartir minutos entre una plantilla que ahora sí presenta más fisuras entre titulares y suplentes, también será determinante para llegar a un final apretado en condiciones físicas similares a las del rival, que sí cuenta con un fondo de armario mayor y que le capacita para un desgaste superior a lo largo del partido.

Al margen del resultado, será otra ocasión para seguir creciendo como entidad. Otra experiencia para seguir presumiendo de un equipo referente.