Víctor Moreno tiene ante sí una hoja de ruta trazada para el CD Tenerife del futuro. De todas las decisiones que debe tomar se le pone delante este fin de semana una de sus grandes dudas: Carlos Abad-Hernández. Aunque no jugará porque sigue vigente la "cláusula del miedo" que le impide hacerlo ante el equipo que le cedió al Córdoba, el director deportivo blanquiazul sabe que la decisión que tome sobre el guardameta tinerfeño marcará una demarcación prioritaria y necesariamente estable de cara al futuro.

A Dani Hernández le queda un año de contrato (finaliza vínculo en junio de 2020) y hasta ahora ha sido el titular desde su llegada en enero de 2015. Con 159 encuentros a sus espaldas como blanquiazul, al hispanovenezolano se le considera hombre de la casa. Cierto es que su rendimiento dejó algunas dudas ya en la temporada 17/18, en la que José Luis Martí llegó a relegarle al banquillo durante tres jornadas.

Pero retomó con fuerza el puesto y acabó provocando que su suplente, Carlos Abad, solicitara en el mes de mayo salir cedido en busca de los minutos que se le negaban en la Isla. También se le discutió en un tramo del presente curso, llegando Dani a defenderse públicamente de las críticas y considerando que se había hecho campaña en su contra a raíz de un error que no fue tal en Soria.

Joseba Etxeberria estuvo de acuerdo en afrontar la temporada con Ángel Galván como alternativa en la portería. Aceptó incluso no alinear a Abad con la pretemporada avanzada cuando solo varios conjuntos de Segunda B habían preguntado por él. Entonces, no sin polémica, apareció el Córdoba. La opción resultó salvadora después de que un miembro de la agencia de representación del portero emitiera un comunicado cargando contra Alfonso Serrano y el técnico vasco: "El acuerdo con Otaño (portero del filial) es que entrene y juegue con el B hasta diciembre y luego ceder a Galván a otro equipo para subir al portero vasco". Nunca se confirmó el vaticinio.

Hasta Abad lo desautorizó: "Cualquier cosa que no salga de mi boca, puño y letra o de mi representante, Juan de Dios Carrasco, no tiene que ver conmigo". El tinerfeño milita en un Segunda, como él quería, y juega. Con algún fallo grosero en su debe, como el segundo tanto encajado en el campo del Numancia, lo cierto es que su actuaciones han ayudado al equipo blanquiverde a mantenerse en pie. Como prueba a la confianza, el mercado de invierno. Pese a contar con un único guardameta profesional, no se acometió un fichaje en esa posición. Incluso, Abad ya ha dicho que no le importaría seguir en tierras andaluzas: "El presidente me ha transmitido su deseo de comprarme en propiedad. Desde los primeros partidos me lo dijo. Si el escenario no fuera complicado en lo económico lo haría", reconoció, porque "estoy muy bien aquí, me gusta la ciudad y el club. Me han acogido bien y no me importaría seguir".

En cuanto a Ángel Galván, las dudas están sobre la mesa. Se encargó de evidenciarlas Víctor Moreno cuando trató de cerrar el fichaje de un portero en enero. El elegido era Caro, cedido en el Albacete por el Valladolid. No se llegó a un acuerdo para compartir la ficha y la operación quedó descartada, a pesar de que el representante del canterano ya sabía que el Tenerife veía con buenos ojos una cesión hasta junio. Su futuro puede pasar por esta vía si llega al verano con un solo partido oficial (el de Copa) en su casillero.

Lo de Caro también tenía formato de préstamo porque el director deportivo no quería tener más de tres porteros con contrato en vigor. De ahí le sobra uno. O dos. Hacer coincidir a Dani Hernández y Carlos Abad ya fracasó en el curso 17/18. El segundo querría, además, regresar para adquirir el rol de titular. Prescindir del primero obligaría a cuidar las formas y encontrarle un destino atractivo, algo complejo. Lo que Moreno tiene claro es que quiere reforzar la competencia en la demarcación y, en esa intención, tampoco se puede descartar la llegada de otro portero.