Lo mejor del brillante partido que hizo ayer el Tenerife son sus raíces, la sensación de que esto no es flor de un día, sino la conexión de una idea colectiva con el talento individual en dosis sensiblemente superiores a las que había hasta ahora. Racic y Borja Lasso son los protagonistas indiscutibles de un triunfo ilusionante, pero el desempeño de su talento está amparado en la idea que Oltra ha venido inculcando contra viento y marea, casi sin recursos para defenderla. Ahora le han fichado calidad y la idea empieza a brillar.

Con dos elementos nuevos y cinco cambios respecto a la calamidad de Oviedo, el Tenerife fue creciendo en el partido hasta acabar cuajando una actuación excelente. Su centro del campo (Milla-Racic-Lasso) dominó el juego de forma insultante, respetando un estilo que tradicionalmente ha identificado al Tenerife en sus ciclos ganadores, el del fútbol combinativo, el toque, la paciencia, la elaboración de la jugada haciendo descansar la tarea sobre futbolistas de buen pie. La primera parte ya fue dejando destellos ante un Nástic que tiró de un recurso simple para tratar de acercarse al área. No tiene para mucho más. Enrique Martín puso a su delantero más alto fuera del área y jugó directo para que Manu Barreiro prolongara de cabeza para asistir al otro Manu, Del Moral. La simpleza de su propuesta se mantuvo en pie hasta que el Tenerife marcó. Antes del gol de Suso, en el minuto 27, Bernabé se había salvado de tres: primero respondió con un paradón al cabezazo frontal de Jorge (17'') y luego vio cómo dos remates locales tropezaban con sus postes, uno de Milla (26'') al lanzamiento de una falta y otro de Borja Lasso (18''), tras un maravilloso disparo de zurda a la salida de un recorte en el área. El propio media punta andaluz fue el que suministró el pase que Suso colocó de cabeza en la red. La jugada nació de una recuperación en un costado, la activó Malbasic y la aceleró con una entrega "a domicilio" Borja: Suso puso el remate final en el segundo palo. Pero en el inicio de la acción es determinante el mérito colectivo de ir a apretar muy arriba, como hicieron los laterales. Luis Pérez ganó una balón que se iba fuera de banda y desde ahí se desencadenó el precioso gol de Suso.

Esa conexión de calidad fue solo la muestra de lo que iba a venir en la segunda parte. El Tenerife se lució, gracias a la capacidad absorbente de Racic, un jugador con recorrido, que va desde el eje propio hasta el área contraria (un box to box), entrega bien la pelota en corto y en aperturas de frente a los costados, pisa el área para asistir, como en el segundo tanto y para rematar, -de hecho acarició el gol dos veces-. El serbio, despedido con una ovación atronadora, fue el dueño del partido y aportó enorme presencia y continuidad en las jugadas. El siguiente escalón hacia delante lo ocupó Borja Lasso. Hay que verlo, porque definirlo en negro sobre blanco es complicado. El "8" reivindica la figura del media punta clásico, ya en vías de extinción, pero con la ventaja para su equipo de que sobre todo, es centrocampista, un jugón. Hizo cosas de una gran belleza, pisó el área, filtró pases, dio apoyos cerca del final de la jugada en todo el frente de ataque y, además, se tiró atrás para darle continuidad a las posesiones de su equipo. Con su cercanía, Milla y Racic encontraron un socio perfecto para manejar el partido. En el minuto 52, entre Milla, Malbasic y el propio Borja hilvanaron una jugada al primer toque que encontró profundidad con la entrada en acción de Suso, que puso el balón al segundo palo y Racic la remató fuera. Una secuencia colectiva maravillosa que marca el camino en la búsqueda de vías para ser profundo cuando se es dueño de la pelota.

Solo siete minutos después de esa jugada llegó el 2-0, en otra gran jugada que culminó Racic con un pase en paralelo a la entrada de Jorge Sáenz que solo tuvo que empujar la pelota de frente ante Bernabé. Todavía el Heliodoro pudo disfrutar del disparo al larguero de Racic y de numerosas virguerías del media punta sevillano ante un Nástic resignado, que no creó ni una sola ocasión clara ante Dani Hernández, a pesar de que Enrique Martín buscó soluciones con la entrada de Luis Suárez y Javi Márquez. Debutó Coniglio sin participar antes del final de un partido que deja el mejor regusto de los últimos años.

CD Tenerife: Dani Hernández; Luis Pérez, Jorge, Alberto, Héctor; Racic, Luis Milla; Suso, Borja Lasso, Montañés; y Malbasic. En el minuto 76, Naranjo entró por Montañés; en el 85'', Coniglio sustituyó a Suso; y en el 88'', Undabarrena suplió a Racic.

Nástic: Bernabé (1); Salva (0), Djetei (1), Mikel Villanueva (1), Jiménez (0); Tete (0), Imanol (1), Thioune (1), Pipa (1); Manu Barreiro (1), y Manu del Moral (0). En el minuto 55'', Javi Márquez (0) entró por Tete; en el 73'', Luis Suárez (s.c.) suplió a Manu del Moral; y en el 84'', David Rocha (s.c.) por Thioune.

Árbitro: Santiago Varón Aceitón (balear). (1). Regular, porque aunque el partido no ofreció complicaciones en acciones de apreciación, el colegiado se inhibió en alguna jugada clara de tarjeta amarilla. La mostró a Tete (25'') y Mikel Villanueva (77'').

Goles: 1-0, m. 27: Suso cabecea en el segundo palo un servicio de Borja Lasso; 2-0, m. 59: Jorge Sáenz bate a Bernabé tras un pase de Racic.

Incidencias: Partido correspondiente a la vigésimo segunda jornada de Segunda División, la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 11.425 espectadores. Tarde fría y terreno de juego en perfectas condiciones, en apariencia. El Tenerife lució su indumentaria habitual, blanca y azul, y el Nástic la suya, rojo y blanco. Debutaron en las filas locales Borja Lasso, Racic y Coniglio.