Se ha instalado la teoría de que Las Palmas y el Tenerife llegan al derbi igual de mal. No estoy de acuerdo. Ni siquiera la necesidad de ganar me parece equiparable, aunque este es un concepto inmedible.

Las Palmas, analizada a través de la "tele", tiene un buen puñado de jugadores que, en un día inspirado, pueden decantar cualquier partido y frente a cualquier rival, pero no presenta señales fiables como equipo. Esta situación resulta de encadenar errores estratégicos importantes. El principal fue entrar en Segunda con 17 fichajes, pero sin una idea de juego sobre la que construir un equipo. El siguiente, cambiar de técnico y pretender que Paco Herrera ponga a jugar a un equipo que casi no tiene centrocampistas puros (excepto Ruiz de Galarreta). Peor el remedio...

El Tenerife es otra cosa. Su error grueso fue la elección de Exteberria y lo ha pagado caro. La diferencia es que Oltra lleva más tiempo que Herrera en su tarea de formar un conjunto sobre una idea de posesión de balón, con la ventaja de que aquí si hay jugadores para manejar un partido (Milla- Undabarrena). El Tenerife no está tan mal como dibujan resultados que, en no pocos partidos, se han decantado por detalles (sin ir más lejos, el penalti a Joao el pasado viernes).

Las Palmas tiene más potencial, dentro de la subjetividad, eso parece obvio. Pero funcionando, como equipo, no es más que el Tenerife de Gijón, por ejemplo. Pongamos en la mochila del optimismo blanquiazul el argumento de que para los amarillos el partido es un problema, porque están lejos de su objetivo y juegan en casa; y para el Tenerife, una ilusión, la de voltear la temporada con un triunfo, como puente hacia enero.