Del 1 de abril de 2018 al pasado sábado; de la visita al Osasuna de la temporada anterior al reciente triunfo en el Heliodoro ante el Alcorcón. En total, 209 días -con veinte partidos oficiales en medio- tuvo que esperar Tyronne del Pino para volver a competir. El futbolista grancanario pasó un "calvario" hasta que pudo debutar en la Liga 2018/19 al sustituir a Luis Pérez en el minuto 64 del encuentro del sábado. Superó una lesión en la rodilla izquierda que le impidió participar en la pretemporada y, al fin, salió al campo después de enlazar tres presencias consecutivas en las convocatorias de Oltra. Su regreso coincidió con una remontada histórica, un 3-2 que le permitió vivir una noche redonda. "La felicidad la llevo dentro", dijo ayer.

Contado en los partes médicos, lo de Tyronne fueron molestias en la pata de ganso de la rodilla izquierda. Explicado por él, fue una "lesión complicada", un "quiste" que le provocó luego una "fibrosis" que le "pinzaba" un nervio. "Al entrenar, pasaba mucho dolor", aseguró el mediapunta, a quien le afectó incluso más la incertidumbre de no saber cuándo se iba a poder recuperar. "La parte mental fue la más costosa, porque no sabía cuándo iba a volver a jugar o a entrenar sin dolor, y eso me desesperaba. Al principio no podía hacer ni un rondo", reveló.

La meta la cruzó hace dos días, "después de casi siete meses sin participar". Fue una media hora de juego en la que se sintió "bastante bien" y en la que contribuyó a darle la vuelta a un 0-2 en contra. "Pensé que me iba a costar más, pero me adapté lo más rápido posible al ritmo del partido y traté de aportar mi granito de arena y mi fútbol", explicó Tyronne, que ahora se marca el objetivo individual de "tener continuidad" en la competición. "No quiero obsesionarme, sino pasármelo bien y ponérselo difícil al entrenador para tener la mayor cantidad posible de minutos. Es lo que tengo en mente después del calvario que he pasado. No me pongo metas, sino estar día a día con mis compañeros y disfrutar", concluyó.