El Waterpolo Tenerife Echeyde no ha sido capaz de sumar punto alguno en lo que va de temporada. A los tinerfeños no les ha acompañado la suerte en los primeros tres compromisos, aun teniendo en cuenta que de los tres rivales dos no pertenecen a su particular Liga.

La tranquilidad es la mejor arma a utilizar de cara al transcendental compromiso del próximo sábado, cuando disputen la primera prueba de fuego: el partido de ida en Madrid ante el AR Concepción Ciudad Lineal, con quien pugnará hasta el final por evitar el descenso directo. Los madrileños, que tampoco saben lo que es ganar, son colistas al haber encajado 72 goles; es decir, una media de 33 tantos por partido. Tan solo han conseguido tres aciertos.

El Echeyde no lleva buenos números, si tenemos en cuenta que acumula 44 goles en contra y 13 a favor. El duelo del pasado sábado en la Isla frente al CN Catalunya era el más asequible sobre el papel. Aunque estará en la lucha por no bajar a los infiernos de la Primera División, ha demostrado estar un escalón (o incluso dos) por encima. Más allá del resultado, lo cierto es que las sensaciones no son malas, puesto que en el torneo celebrado en septiembre en Oporto los catalanes ganaron de manera mucho más amplia (22-7).

Es por ello que desde el club capitalino hablan de "crecimiento sostenido. Sabíamos desde el principio que este año no sería nada fácil y está claro que a medida que avancen las jornadas el equipo irá respondiendo mejor", reconoce a EL DÍA el técnico Yurismel Horta, que cogió este año las riendas del primer equipo tras colgar el gorro el curso pasado.

El exportero hispano cubano sabe como nadie lo que supone jugar en una Liga como esta. "La española está entre las tres mejores del mundo, compiten los mejores jugadores del país y hasta cinco equipos con experiencia en Europa. Es una lucha desigual que tenemos que contrarrestarla con nuestros propios recursos", relata.

El preparador desvela las líneas de trabajo que quiere impulsar como máximo responsable técnico. "En primer lugar, tenemos que mantener el proyecto en la élite, sabiendo que debemos luchar por la victoria ante Concepción y Navarra e intentar batallar con el resto de rivales, como hicimos contra el Catalunya. En segundo término, tenemos que hacerlo promocionando a la gente de la casa y sabiendo que la única forma para salir vivos de cada jornada pasa por entrenar cada día como si fuéramos a jugar una final. Siempre le digo a los chicos que se juega como se entrena".

En su opinión, "la clave del año pasa por cambiar la actitud del curso pasado y adquirir un espíritu de sacrifico que nos permita poner en valor el trabajo que llevamos haciendo desde hace varias temporadas. Es una región donde el waterpolo, a pesar de haber tenido siempre tradición, aún no cuenta con el mismo peso que tiene en Cataluña, Madrid o Andalucía", explica el técnico.

Horta habla muy bien de los jóvenes canteranos que están contando con minutos en el primer equipo. Jugadores como Adrián Magriñá, Pablo Díaz, Miguel Rodríguez, Germán González o Rodrigo González son claros ejemplos de cuál es la idea del proyecto. "Cantera y más cantera. A día de hoy, somos conscientes que dando oportunidades a los más jóvenes en la Liga, para que ganen en experiencia, nos ayudará a medio plazo a poner las bases de nuestro futuro".

Echeyde: 25 años impulsando el waterpolo

Hace unos días, la entidad santacrucera cumplió 25 años desde su fundación. El club que preside David Rivas se ha convertido en una referencia del waterpolo en las Islas Canarias gracias a su constante presencia en competiciones nacionales. Se trata de una entidad humilde, que desde sus inicios vino a suplir la necesidad de generar una estructura deportiva seria y comprometida en la capital. Un grupo de amigos aunaron esfuerzos para conformar un proyecto que les permitiera poner las bases de un equipo que con el paso de los años ha llegado a codearse con los mejores del país. Hoy, no solo representa al Archipiélago en la máxima categoría española, sino que además navega en un oasis de dominio catalán: un hecho que habla por sí solo del esfuerzo que supone consolidarse entre los colosos. Durante el camino, tanto la directiva, como los entrenadores y jugadores han sorteado escollos desde su primer ascenso a categoría nacional, en 2006, con el actual presidente como preparador de una plantilla de amigos que sin el matiz profesional que sí tenían otros equipos lograron un gran hito. Un descenso y un nuevo ascenso a Segunda fueron definitorios para obtener la confianza de todos los agentes sociales y económicos. El respeto les hizo ir un poco más allá. Poco tardaron en marcarse la Primera como objetivo. Lo lograron, y a partir de ahí se unificaron identidades y protagonistas para al fin tomarse en serio el salto a la élite. Un ascenso frustrado (falta de apoyo económico), cuatro promociones y una espectacular temporada mediante hicieron bueno el trabajo para alcanzar la División de Honor donde esperan quedarse por mucho tiempo.