El Tenerife está entrando en la parte más peligrosa de una dinámica de malos resultados que ya afecta visiblemente al desempeño jugadores que tienen suficiente talento para rendir mejor. Como equipo, el análisis es diferente. Es obvio que no le alcanza esta propuesta, a pesar de que ahora sí tiene una idea. En líneas generales, con el 3-4-3 parece encorsetado. Juega lento, tratando de desarrollar nuevos conceptos, pero lo hace bajo la presión del resultado. Es como hacer una pretemporada en plena Liga.

La primera parte de ayer, aunque salpicada de buenas intenciones en el juego, fue un ejemplo de ese empacho de pizarra que tiene al equipo amarrado, jugando un fútbol muy teórico, previsible, con el que le cuesta ser profundo. Es curioso, pero ese dominio hueco, sin ocasiones, contrasta con la imagen del equipo en el tramo final del encuentro, con jugadores más sueltos, especialmente Joao, encarando para saltar alguna línea rival, generando algo de desequilibrio, aportando, en fin, cosas del catálogo de creatividad personal. Era el mismo equipo y parecía otro. Desde que cerca de la hora de partido Oltra quitó a Carlos Ruiz y recuperó el dibujo 4-4-2 (aunque el problema no es solo de sistema), el Tenerife se soltó, llegó, pisó el área, puso varios centros no rematados, por cierto, y tuvo la sensación de que podía ganar. Bien mirado, no parece que estemos ante un equipo sin calidad para ganar a rivales del nivel del Lugo. Pero en este Tenerife todos están cortos, como encogidos, y el equipo también.

Se puede parcelar la crónica en varias etapas más o menos largas que marcaron el desarrollo de un partido que en líneas generales fue aburrido, difícil de sobrellevar bajo un calor torturador y fases de llovizna. De inicio hubo un tramo de propuesta de dominio del Tenerife frente a los once del Lugo (4-4-2) metidos en su mitad de campo, muy juntos y en poco espacio, apretando sus líneas con la defensa fuera de su área. Milla y Undabarrena iniciaron corto y lento una y otra vez, hubo alguna ruptura de Luis Pérez por el costado derecho, pero curiosamente, donde más cerca estuvo el gol fue en el lado ciego del ataque, la izquierda: Iriome su durmió en el área pequeña, Camille le arrebató el balón y el icodense derribó al francés. Pudo ser penalti. Fue una jugada clave, de esas que cambian un partido. Todo habría sido distinto si el Tenerife se hubiera adelantado. La idea consistía en meter el balón por dentro, entre aquel sandwich que emboscaba a Suso y Montañés, para que ellos jugaran más profundo con Nano, que estaba de referencia. Todos parecieron incómodos en ese escenario: Suso y Montañés, lejos de la posibilidad de encarar y muchas veces pidiendo la pelota de espaldas a la portería y, también, Milla y Undabarrera, que juntos equilibran muy bien, pero se sobran para organizar. Con uno bastaba... Cuando se lesionó Montañés, Oltra tiró de Malbasic, aunque allí entre líneas se necesitaba más habilidad en espacios cortos (¿Naranjo?). Por su parte, Javi López no esperó al descanso: vio a su equipo muy dependiente y cambió. Quitó a un delantero, Cristian Herrera, y metió un quinto centrocampista, Sergio Gil. El Lugo salió de atrás y tuvo más el balón, hasta controlar el juego lo que quedaba de primer tiempo.

Nada cambió mucho tras el descanso, hasta que Oltra dio un golpe de mano. Hizo el cambio comentado: prescindió de un central, Carlos Ruiz, y metió a Joao (4-4-2). El equipo se apoyó en el colombiano, que entró decidido a acercar lo al área. Lo consiguió con sus conducciones, provocando una falta al borde del área y unos cuantos córners. Con Joao estirando al equipo, el Lugo sufrió, todo se agitó y se abrieron espacios. Suso apareció con más campo cerca de Luis Pérez, el equipo tuvo una presencia más simétrica en ataque y, aunque jugó a enganchar en un ida y vuelta peligroso , tuvo tanto la sensación y la posibilidad de que podía ganar el partido, como de que podía perderlo. Hubo jugadas para que sucedieran ambas cosas: Malbasic lo intentó, luego se durmió en el área un par de veces, Joao y Suso remataron fuera y Nano acarició el gol (81''). Pero en esa fase, en la que a simple vista era más reconocible ese Tenerife vertical y atrevido, también pudo marcar Dongou, que encaró a Dani y tiró por encima del marco cuando estaba solo (76'').

Undabarrena se sobrecargó y pidió el cambio, entró Bryan, un poco perdido y el Tenerife terminó encontrando razones para llevarse a engaño, porque es verdad que pudo ganar, pero no menos verdad es que no le alcanza.

CD Tenerife: Dani Hernández; Luis Pérez, Jorge Saenz, Carlos Ruiz, Camille; Undabarrena, Alberto; Suso, Luis Milla, Montañés; y Nano. En el minuto 24, Malbasic entró por el lesionado Montañés; en el minuto 58'', Joao suplió a Carlos Ruiz; y en el 78'', Bryan Acosta sustituyó a Undabarrena, que también pidió el cambio.

CD Lugo: Juan Carlos (1); Luis Ruiz (1), Josete Malagón (1), Vieira (1), Campabadal (1); Lazo (1), Pita (1), Seoane (1), Iriome (1); Cristian Herrera (0) y Dongou (1). En el minuto 34'', Sergio Gil (1) sustituyó a Cristian Herrera; en el 68'' José Carlos (1) ocupó el lugar de José Malagón; y en el 90, Campillo (s.c.) entró por Lazo.

Árbitro: Luis Mario Milla Alvendiz (Comité Andaluz). (1). No entendió que hubo penalti por el derribo de Iriome a Camille en el área, falta que pareció clara. Se le pidió otras dos veces pena máxima por manos. De resto no arbitró mal. Amonestó a los jugadores locales Malbasic (62''), Luis Milla (90'') y Alberto (94''), y a los visitantes Iriome (33''), Luis Ruiz (51''), Vieira (60'') y Lazo (77'').

Incidencias: Partido de la novena jornada de la Liga 1 2 3, disputado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 10.074 espectadores. Mediodía muy caluroso, con alto índice de humedad. Llovió en algunas fases del encuentro. Se guardó un minuto de silencio en memoria de las víctimas de las inundaciones de Mallorca, del delegado del Nastic de Tarragona, de Cándido Morales, ex jugador del CD Tenerife, y por la de Santiago Mesa, abuelo del jugador local Nano Mesa. El público pidió las dimisiones de Miguel Concepción y Alfonso Serrano.