José Manuel Pitti, ahora en lides políticas como diputado de Coalición Canaria en el Parlamento, fue durante muchos años jefe de Deportes de Televisión Española en Canarias. Como tal vivió la etapa dorada del CD Tenerife y, en especial, su doble presencia en la Copa de la UEFA. En las retransmisiones ejercía su labor a pie de campo, junto a los banquillos y encargado de las entrevistas.

¿Cómo recuerda aquella clasificación para la Copa de la UEFA?

Fue un acontecimiento extraordinario que cambió la historia del club y contribuyó a elevar su jerarquía, poniendo los cimientos más importantes de la década prodigiosa del Tenerife. La más productiva y la más brillante. Ya el año anterior se había convertido en el juez de la Liga. Con Jorge Valdano se había logrado la permanencia. Venía el Madrid de Leo Beenhaker y Ramón Mendoza como presidente. El Tenerife ya le había ganado al Barcelona, a aquel Dream Team de Johann Cruyff, y ese resultado había escocido en las Ramblas. En la víspera, José Luis Núñez pidió a los "madridistas del Tenerife" que pusieran el mismo empeño y coraje que contra el Barça. Recuerdo que le pedí a Agustín una reacción y me dijo: "Al enano de las Ramblas que le den por el culo". Eso fue el primer año, en el que se quedó sin Liga el Madrid. Pero en el segundo año el objetivo era superior, era la clasificación para la Copa de la UEFA. Era un Madrid distinto, con Floro en el banquillo y Zamorano como delantero. Era impensable el logro, pero fue el remate de la primera parte de la obra de Javier.

Justo le iba a preguntar por Javier Pérez, que se adelantaba a estos objetivos ante la estupefacción de periodistas y aficionados.

Javier empezó diciendo que íbamos a subir a Primera y a conseguir la supremacía del fútbol canario. Esto, después del esplendor de la UD Las Palmas, sonaba exótico. Algunos, entre ellos yo, decíamos "está loco". Pues se consiguió. El Tenerife subió a Primera y tuvo la supremacía del fútbol canario durante más de una década. Se invirtió la historia. Y luego fue lanzando proclamas y planteándose retos. Dijo que iban a ganar al Real Madrid y a meterlo en la crisis más importante de su historia. Y lo volvimos a señalar como loco. Pero lo consiguió. Luego se propuso clasificarse para la Copa de la UEFA. "Ya es hora de que esta isla suene en Europa", dijo. Y se consiguió. También entonces lo habíamos señalado como loco y nos había vuelto a ganar. De hecho, el cambio de tendencia llegó justo cuando falló en su vaticinio. Dijo que el Tenerife iba a ganar al Schalke 04 y luego al Inter de Milán en la final.

¿Cómo recuerda aquellas semanas previas a la eliminatoria contra el Auxerre?

Pues recordaba, a raíz de la publicación en EL DÍA, que efectivamente iba a ser el Mónaco. Con el Olympique de Marsella descalificado, pasamos a enfrentarnos al Auxerre. Su entrenador, Guy Roux, dijo que no entendía cómo un equipo africano estaba en la Copa de la UEFA. Recuerdo que Antonio Cubillo y los independentistas felicitaron aquella ocurrencia porque avalaba sus tesis de que esta tierra es africana.

TVE se convirtió en el canal oficial del CD Tenerife.

Cuando el Tenerife se clasificó en la última jornada del Campeonato, TVE había perdido todos los derechos sobre los clubes que estaban en las competiciones europeas. Su única posibilidad de dar fútbol continental era el Tenerife. Lo recuerdo perfectamente porque la directora, Piedad Alarcón, me mandó a negociar con Javier Pérez para saber qué predisposición tenía. Aquel contrato fue un contrato fantástico. Suponía unos ingresos de unos mil millones de las antiguas pesetas al año, lo que contribuía a aumentar el presupuesto y, en teoría, la calidad de la plantilla. Javier puso una condición: que TVE se comprometiera a ofrecer también cinco amistosos al año pagando cien millones de pesetas por cada uno de ellos. Aquel contrato le dio una vida importante al Tenerife. Te cuento una anécdota: Javier se las veía y se las deseaba para encontrar fecha y rival para aquellos amistosos. Recuerdo que vino el Malinas belga y no sabíamos diez minutos antes si era el Malinas o el Racing de Malinas.

Usted estaba a pie de campo.

Sí, a mí me tocó hacer las entrevistas. Recuerdo que venía Paco Grande a narrar, pero en una ocasión llegó a venir el equipo estelar de TVE con José Ángel de la Casa y Matías Prats. Hasta Víctor Fernández, que fue comentarista y luego vino a entrenar el Tenerife. Fue en la semifinal contra el Schalke. Era un acontecimiento porque era un equipo español entre los cuatro mejores de la Copa de la UEFA. Recuerdo que entrevisté a Javier Pérez, con su prestanza y su capacidad para dominar la cámara. Mejor que yo además.

¿Y se dio cuenta de la trascendencia de lo que estaba contando o tienen que pasar los años para darle el valor real?

Pues me estás recordando todos esos pasajes y me estoy emocionando profundamente. Cuando veo algunos vídeos en las redes sociales, con o sin mi voz, me recreo en ese paisaje. El mismo Jorge Valdano dijo que cuando estamos protagonizando la historia no tenemos perspectiva histórica. A los comunicadores nos pasaba lo mismo. Yo en aquel momento estaba absolutamente concentrado en hacer bien mi trabajo, en la pregunta que le tenía que hacer a Jorge o a Jupp Heynckes luego. El mismo Valdano fue el que se sorprendió por la asistencia al Heliodoro. Contra el Olympiakos no se llenó y veníamos de un partido épico en Auxerre. Ahora cuando recuerdo todos aquellos momentos, como la llegada del equipo de Europa o cuando tuvimos contra las cuerdas a la Juventus, le doy valor. Recuerdo que Fernando Redondo ya interesaba a grandes equipos, pero Giovanni Trappatoni no le quería. El argentino estuvo muy motivado ese día. El técnico italiano se levantaba del banquillo y yo, que estaba pegadito a los banquillos, escuchaba a Redondo decirle "sentate".

¿Qué debemos sentir este sábado viendo el Tenerife-Reus justo en el 25 aniversario de aquel Tenerife-Auxerre?

Yo sigo al Tenerife desde que soy un niño. Mi sueño no era ser periodista ni político. Era ser futbolista del Tenerife. Quería marcar goles. El equipo estaba en Tercera y jugaba contra el Moscardó y el Plus Ultra. La primera vez que fui al Estadio no estaba hecha ni la TF1. Mi padre me había prometido ir a ver el partido contra el Atlético Madrileño. El entrenador era García Verdugo y, después de cinco horas de carretera desde Granadilla, vi aquel verde y me pareció una maravilla. Luego viví episodios de mucha tristeza, previos a la obra de Javier (Pérez). Por tanto, contra el Reus veré un partido de mi equipo. Es la revalidación de un amor incondicional al Tenerife. Lo he visto arriba y abajo. Pero gane o pierda, es nuestro equipo.