Es Bob, Robert o Roberto, depende del lugar del mundo en el que esté, pero Martínez (13-7-1973, Balaguer) sobre todo es el entrenador de moda, ahora al frente de la selección de Bélgica, un técnico que en unos días cumplirá 45 años y ha logrado el reconocimiento del mundo del fútbol.

Nacido en Balaguer, a 30 kilómetros de Lleida, en una localidad de unos 17.000 habitantes, Robert Martínez mamó el fútbol desde pequeño en su casa y recibió las primeras enseñanzas de su padre, Roberto, que durante doce años dirigió al equipo de la localidad en Tercera División.

Con dieciséis años decidió aceptar una oferta para jugar en las categorías inferiores del Zaragoza y cinco años después estaba de vuelta a casa. Con todas las dudas sobre su futuro profesional, Robert Martínez pensó en que le quedaban muchas cosas por hacer. Aprovechó el tiempo en Zaragoza, inició estudios de fisioterapia e hizo sus primeros pinitos como entrenador del equipo femenino de la escuela de fisioterapia de esa ciudad. En una entrevista en la revista "Panenka", su madre Amor Montoliu recordó que Robert siempre fue el primero en todo. El primero en declararse objetor de conciencia en su Balaguer natal, el primer español en triunfar en las islas Británicas, el primero en marcar un gol en la FA Cup y también el primero en hacer jugar a un equipo británico como si sus jugadores se hubieran criado en La Masía.

Y es que Robert Martínez ha bebido en el pasado de las fuentes tácticas de Víctor Fernández en el Zaragoza, de Johan Cruyff en el Barça o de John Benjamin Toshack en la Real Sociedad. Como cruyffista convencido, Bob Martínez tiene también a Pep Guardiola como referente.

El técnico es de los que consideran que en el fútbol existe siempre una segunda oportunidad y así se la ha concedido a numerosos jugadores desde el momento en el que él también las tuvo.

Con 21 años, de vuelta a casa, tras haber jugado en el filial del Zaragoza y debutado en Primera División, recibió la llamada de un representante de Dave Whelan, el propietario de la marca JBB y del Wigan Athletic. Firmó por aquel club junto con otros dos jugadores del filial zaragocista: Jesús Seba e Isidro Díaz.

Desde entonces, ha ido cumpliendo pasos, tanto como jugador como en los banquillos. Como futbolista sufrió por su técnica y su gusto por el "passing game", en un fútbol basado en el juego directo por influencia del rugby.

Jugó en el Wigan, en el Motherwell, Walsall, Swansea y Chester, hasta que en febrero de 2007 el Swansea galés lo reclamó como entrenador jugador. Siempre recuerda que aquel día de febrero perdió una apuesta que tenía cruzada con su padre para ver quién de los dos jugaría durante más tiempo.

Muchos analistas ingleses se llevaron las manos a la cabeza cuando en el año 2011 descartó ser el ayudante de sir Alex Ferguson en el Manchester United. Muchos imaginan lo que habría cambiado en Old Trafford con la marcha del veterano "Fergie" y la llegada de Bob.

Pero no pudo ser, porque no aceptó. Aseguran que Ferguson le dejó un mensaje en su móvil, pero Roberto solo utiliza el teléfono una hora al día y tardó una semana en escuchar el mensaje y devolverle la llamada. También dijo no tras escuchar una oferta procedente de la propiedad del Liverpool.

Por aquel entonces quería devolverle al Wigan todo lo que le había dado y lo consiguió. Futbolísticamente, Martínez es un enamorado del juego de toque: "Él suele reconocer abiertamente en público que es un entrenador cruyffista, pero conmigo no alardeaba de ser un fan incondicional de mi padre. Lo cual dice mucho de su carácter humilde", aseguró Jordi Cruyff, con quien coincidió unos cuantos años en las competiciones de Inglaterra.

Después de haber llegado hasta la penúltima ronda en un Mundial, Bob, Robert o Roberto está dispuesto a seguir haciendo historia y tal vez, sin planteárselo, encuentra la oportunidad de regresar hasta la casilla de salida, porque España busca seleccionador con urgencia.