Con Edinson Cavani entre algodones por culpa de un problema muscular en su gemelo izquierdo, Óscar Tabárez tiene que resolver un enigma para acometer una posible sustitución del delantero charrúa. Y el nombre que medita "el Maestro" para acometer esa misión es el de Christian Stuani.

El delantero del Girona ha jugado pocos minutos a lo largo del Mundial. Sólo en octavos de final ante Portugal, cuando Cavani tuvo que retirarse del campo lesionado, disfrutó de unos instantes para jugar un Mundial.

Stuani saltó al terreno de juego en el minuto 72 con Uruguay encerrada en su campo aguantando las acometidas del equipo de Ronaldo. Sólo pudo defender como el resto de sus compañeros y no pudo mostrar sus virtudes en ataque.

Ahora, es consciente de que puede ser el sustituto de una de las estrellas del combinado charrúa. En cada entrenamiento, intenta convencer a Tabárez de que debe ser elegido para jugar junto a Luis Suárez. Su principal competencia, Maxi Gómez, podría quitarle el puesto, pero el futbolista más parecido a Cavani es, salvando las distancias, Stuani.

En los pocos minutos que tiene la prensa cada día para ver las sesiones de Uruguay, exactamente quince, es difícil adivinar qué prepara Tabárez para su próximo duelo. Pero, a veces, hay unos minutos de cortesía y es posible ver qué ocurre cuando aumenta el nivel de intensidad después de los típicos ejercicios de calentamiento y de los rondos.

Eso ocurrió el pasado lunes, cuando fue posible ver a los suplentes que no jugaron contra Portugal hacer trabajo de disparos a portería mezclados con un cara a cara entre arietes y defensas en los que se tenían que regatear unos a otros. Y, ahí, Stuani fue protagonista.

El profe "Herrera", la mano derecha de Tabárez y su voz sobre el césped se empleó a fondo con el jugador del Girona. "¡Vamos Christian, vamos Christian!". Stuani respondió con intensidad, regateando a sus compañeros y terminando las jugadas con buenos disparos.

Mientras, Maxi Gómez, el otro candidato a suplir a Cavani, respondía con la misma fuerza. Sabe que también es su oportunidad y no quiere desperdiciarla. Junto a Stuani, protagonizó un duelo de delanteros por un puesto en el once y no ganó nadie. Venció Tabárez, que vio como sus dos suplentes están en plena forma para sustituir a Cavani.

Pero entre ambos, Stuani tiene más opciones de entrar en el siguiente once de Uruguay. Después de una temporada en la que ha marcado 21 goles en un equipo recién ascendido a la Primera División de España como el Girona, sabe lo que es pelear por abrirse paso en condiciones adversas. En un equipo menor, en el curso pasado batió su récord de goles.

Por eso, Luis Suárez, aunque desea la recuperación de Cavani como los tres millones de uruguayos, está tranquilo. Sabe que al lado tendrá a un delantero eficiente: "Hay jugadores que lo pueden hacer de la misma manera que Cavani, y ojalá que mejor que él. Uruguay no sólo depende de un jugador, sino de un trabajo colectivo", dijo en rueda de prensa este martes.

Mientras llega el partido de cuartos ante Francia, y por si Cavani no se recupera a tiempo, Stuani va asimilando que podría ser elegido para disputar uno de los partidos más importantes de Uruguay en los últimos años. No pierde el tiempo y en cada entrenamiento afila sus garras para no defraudar a un país que vive pendiente de los noventa minutos que se disputarán el próximo viernes.

Francia estudia cómo derribar el muro uruguayo

La selección de Uruguay ha encajado sólo un gol en los siete últimos partidos, precisamente en los octavos de final contra Portugal, lo que obsesiona en el cuartel general de Francia. Para los "bleus", la "celeste" no es un rival cualquiera, ya que en los últimos cinco duelos contra ellos se han estrellado contra la defensa ordenada de los "churrúa" a los que no han marcado. Desde que el cruce se supo, jugadores y técnicos han alabado la solidez del bloque uruguayo y el propio Griezmann comenzó a desmenuzar el juego de sus rivales en una rueda de prensa en la que lo comparó con el que hace el Atlético de Madrid y auguró "un partido cerrado" y un fútbol "agobiante y aburrido".